Isaías Lafuente.- Lo previsible.

MADRID 2 Nov. (OTR/PRESS) -

Mariano Rajoy ha presumido siempre de ser un hombre previsible. Y esa condición la ha presentado también como imagen de marca de su partido, una formación que, dice, mantiene un mismo discurso en cualquier rincón de España. Sus meses de gobierno han horadado esa previsibilidad personal, y, como por contagio, la actuación de algún líder autonómico de su partido contribuye al empeño.

La última medida adoptada por el presidente de la Comunidad de Madrid, implantar el pago de un euro por receta, es el paradigma de los cambios imprevisibles. Cuando se implantó en Cataluña, Rajoy dijo no ser partidario y la líder de los populares en aquella comunidad, Alicia Sánchez Camacho, emplazó a Artur Mas a rectificar una medida que consideraba injusta y hacía pagar doblemente a los ciudadanos catalanes. Pero no sólo eso. La predecesora de González, Esperanza Aguirre, también se mostró contraria a la medida, no sólo porque consideraba que su contribución a la sostenibilidad de la sanidad pública era despreciable, sino porque el coste de la gestión administrativa podría superar el hipotético beneficio.

Dice el nuevo presidente madrileño que el euro por receta no es una medida recaudatoria sino disuasoria. Pero el contribuyente no entiende que la disuasión se cargue contra él, que no es quien emite la receta, ni comprende cómo podría disuadir la enfermedad para evitar soportar el gravamen. En una democracia, el sistema recaudatorio debe buscar la proporcionalidad y la solidaridad. Y parece evidente que gravar de manera lineal la enfermedad a quien la padece dinamita ambos objetivos. En fin, que en esta materia coincido con Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Alicia Sánchez Camacho, a quienes me hubiera gustado oír en las últimas horas con la misma vehemencia con la que criticaron el euro por receta catalán.