Actualizado 23/10/2006 02:00

José Luis Gómez.- A vueltas con España.- El Estado de derecho

MADRID 23 Oct. (OTR/PRESS) -

Ciertos medios de comunicación, generalmente revistas y prensa local, ya llevaban meses, e incluso años, aflorando casos de corrupción urbanística en España. Pero curiosamente ha tenido que desatarse la polémica del 11-M para que algunos de los grandes medios se enganchen a denunciar la gran avalancha de corrupción, como si ésta fuese un descubrimiento o una gran novedad. La duda asoma, porque si bien es más que saludable que ello suceda, sorprende que semejante ofensiva mediática coincida con otra de tipo político, bajo la sospecha de si unos y otros lo que realmente quieren es eclipsar el dichoso caso del 11-M.

No deja de ser tampoco lamentable constatar como hay partidos políticos y medios afines que denuncian o publican casos de corrupción urbanística sólo en función del color político de su adversario. En el fondo, parece una consecuencia más de haber puesto el Estado de derecho al servicio de los partidos políticos, que cuando gobiernan tratan de controlarlo todo, empezando por los medios y los fiscales.

España es el único gran país democrático de Europa donde hay jueces declarados de izquierdas y de derechas. También es la única gran potencia donde los organismos reguladores, como la Comisión Nacional de la Energía, son manoseados por el Gobierno. Es además uno de los países occidentales con más corrupción y el país donde Gobierno y Oposición casi no se hablan. En ese contexto, claro que conservan su importancia los casos de corrupción de Ciempozuelos, Alicante, Torrevieja, Orihuela o Águilas, y no digamos el expolio de Marbella.

Pero no nos engañemos: ni esos casos afloran por casualidad ni son los más graves problemas de España. Presentar a los ayuntamientos y a las comunidades autónomas como las instituciones que pierden credibilidad, siendo verdad en ciertos casos, no debe eludir las responsabilidades de otros estamentos del Estado. Y tampoco se trata de repetir aquello de mal de muchos, consuelo de tontos. Ojalá funcionara el Estado de derecho, con los partidos en su sitio. Y los medios, también.

José Luis Gómez

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