Actualizado 12/11/2007 01:00

José Cavero.- Chávez, el Rey, Zapatero, Aznar y Elorriaga

MADRID 12 Nov. (OTR/PRESS) -

Todos ellos fueron, sucesivamente, protagonistas de un vodevil o sainete cómico burlesco. Por orden de su aparición en escena, el primero había sido el presidente venezolano, el caudillo de la revolución bolivariana, autor y protagonista de muchos otros sainetes, que tiene al mundo repartido en buenos y malos, y que a Aznar lo ha descalificado repetidamente como fascista, de los peores de ese género, según el tono de voz que emplea. Para llamarle la atención de que no es razonable hablar de ese modo de un anterior gobernante español del que le separan muchísimas leguas, intervino seguidamente Zapatero, con su decir suave y tranquilo, pidiendo respeto a los elegidos por el pueblo soberano. Y en éstas, y dado que Chávez no se dejaba interpelar, interrumpió el Rey para recriminarle: ¿Por qué no te callas, Chávez? le hijo el Monarca. No terminó ahí la escena, porque el venezolano replicó diciendo: Será Rey pero no puede hacer que me calle.

Todavía hemos colocado a dos protagonistas más; Aznar, que tuvo el acierto de llamar al Rey y a Zapatero para agradecerles la defensa que de él hicieron, y Gabriel Elorriaga, portavoz del PP, que aprovechó el episodio para poner a caldo a Zapatero, a sus amigos impresentables y la política y diplomacia española de los últimos años, que, según él, lleva a estos espectáculos. ¿Quién estuvo en su lugar, y quién se salió de sus casillas? Desde luego, se salieron de sus casillas, en primerísimo lugar, el charlatán Chávez con sus apreciaciones descalificadoras para Aznar. Le acusa una y otra vez de haber participado en el golpe que durante unas horas le mantuvo fuera del poder. Y parece demostrado que Aznar tuvo informaciones privilegiadas sobre aquel episodio ahora rememorado. Pero de ahí a seguir llamándose fascista con ocasión o sin ella... Frente a esa actitud, Zapatero le estaba llamando al orden y a los buenos modos, pero el caudillo venezolano no aceptaba que nadie le llevara la contraria, y seguía hablando pestes del anterior jefe del gobierno español, actitud que movió al Rey a llamarle la atención y llamarlo al orden: Por qué no te callas, Chávez, va a ser un latiguillo de muy larga duración en los años venideros, comparable a muchos otros hitos de la historia de España del tipo: Cautivo y desarmado el ejército rojo...; Tranquil, Jordi, tranquil; Ni está ni se le espera; los autores del atentado no están en montañas lejanas; España va bien; Puedo prometer y prometo; Váyase, señor González... y algunas más que a usted se le habrán ocurrido, y que ya pueden completar todo un recetario de ocurrencias más o menos felices, y en todo caso, características de nuestro tiempo.

Es difícil que Elorriaga llegue a formar parte de esos autores de frases ilustrísimas. El portavoz del PP tuvo una de sus más infelices tardes al aprovechar la oportunidad de criticar al adversario. Una cosa es estar en campaña permanente y otra manipular a la opinión pública sin descanso y sin tino. Don Gabriel pudo haber agradecido a Zapatero el detalle de haber defendido a Aznar, como hizo éste mismo, pero prefirió dar puyazos al jefe del gobierno que se batía en Chile contra el lenguaraz Chávez. Excelente oportunidad para callarse. Incluso para ser destituido de su cargo por malas prácticas...

José Cavero.

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