Actualizado 15/11/2006 01:00

José Cavero.- Decepción, pesimismo y miedo

MADRID, 15 Nov. (OTR/PRESS) -

Se han aliado los enemigos del proceso y sus propias dificultades, y fruto de esa situación es fácil comprobar una profunda decepción, pesimismo y hasta miedo de que la banda ETA, en cualquier momento, pueda volver a matar.

Hay datos con nombres y apellidos prácticamente en todos los diarios: 'Rubalcaba traslada a la Ejecutiva del PSOE la preocupación por el proceso de paz'. 'El Gobierno vasco reclama a Batasuna que condene firmemente el terrorismo callejero'. 'Otegi declara que su formación mantiene la rama de olivo en la mano y no la dejará caer'. 'Un ex preso etarra acusa a De Juana de entorpecer el fin de la violencia'. 'El PSOE reconoce dudas justificadas en la calle sobre el proceso de paz'. 'Blanco admite que hay dudas justificadas ante el proceso de paz'. 'Rubalcaba hace una intervención pesimista en la Ejecutiva: Ya dijimos que esto no iba a ser fácil, dice'. 'El proceso de paz abre un mes de plazo para evitar la ruptura'. 'Los negociadores fijan un paréntesis para explorar avances que frenen el deterioro'. 'Las formaciones vascas buscan un preacuerdo sobre la mesa de partidos antes de Navidad'. 'El PSOE admite por primera vez que el proceso de paz está en crisis'. 'Rubalcaba admite el bloque con ETA pero cree posible reconducir el proceso'. 'Otegi culpa al PSOE de que las cosas estén mal'. 'El proceso de paz encalla al cumplirse dos años de la apuesta de Batasuna en Anoeta'. 'El PSOE admite que los recelos de la sociedad son legítimos y están justificados'. 'El PSOE admite que hay dudas ante el proceso de paz'. 'Blanco acusa al poder judicial de servir al PP'.

¿Todavía se puede salvar el proceso, o está ya condenado a su fallecimiento definitivo? El Gobierno parece darse un margen de tiempo para ver si los etarras y batasunos más razonables reaccionan y empiezan a hacer algunos de los deberes que se han resistido a ejecutar, por propia voluntad o por la presión de los "más duros": confirmación de su deseo de una paz definitiva y sin retorno posible, abandono también definitivo de la violencia, incluidos los procedimientos de la extorsión y los disturbios callejeros nunca abandonados, y propósitos manifiestos de Batasuna de quererse aplicar las obligaciones de cualquier partido democrático para participar en la política vasca y del Estado español, como son la condena de la violencia y su definitiva renuncia.

Entretanto, el proceso queda en fase de congelación aparente. Parece que van ganando sus más acérrimos enemigos, tanto en el ala dura de la banda como en la opinión pública de la oposición y del Poder judicial.

José Cavero