MADRID 10 Sep. (OTR/PRESS) -
Los impulsores de las tres lenguas "regionales", catalán, vasco y gallego, tienen una misma preocupación, a la hora de normalizar su propia lengua: cómo conseguir que predomine sobre el castellano... El plan de normalización del uso del euskera y la doctrina que aplican desde hace años ayuntamientos como el de San Sebastián reflejan que, en las comunicaciones con los ciudadanos, "se garantizará la primera recepción y la atención posterior en euskera", lo que obliga a los funcionarios a pronunciar siempre la primera palabra en vasco y a proseguir la comunicación en la lengua elegida por el administrado.
Pues bien, según relata este jueves el diario La Voz de Galicia, este principio inspiró el acuerdo alcanzado el miércoles en el Parlamento gallego por todos los grupos políticos, mediante el cual se estipula que el gallego se convertirá en la lengua "de contacto inicial" de la Xunta. De manera que frases como "bos días, en que podo axudarlle" serían las coletillas que pronunciarían, de oficio, al lado del mostrador o del teléfono, los trabajadores de la Administración autonómica, independientemente de la lengua de su interlocutor. Eso es al menos lo que se desprende del pacto refrendado en la Comisión parlamentaria Institucional a iniciativa del grupo del BNG, que, no obstante, tuvo que rebajar el alcance de sus exigencias para sumar el apoyo del PSdeG y el PP. El acuerdo final, en efecto, emplaza al Gobierno autónomo a tomar las medidas necesarias para que el gallego sea la "lingua xeral de referencia", tanto a nivel escrito como oral, aunque garantizando en todo caso la cooficialidad lingüística establecida en la Constitución y en el Estatuto.
Por esta razón, el gallego será el idioma de "contacto inicial" entre el funcionario y el administrado, tanto en las relaciones presenciales como en las telefónicas, pero sin perjuicio del derecho ciudadano a ser atendido en la lengua oficial de su preferencia. El grupo nacionalista pretendía ir un poco más en su iniciativa al proponer que la Xunta tuviese en cuentas los criterios lingüísticos en la asignación de empleados a los servicios de atención al público, de tal forma que tras la ventanilla o al otro lado del hilo telefónico se coloquen personas que conozcan las dos lenguas. En cambio, tanto el PSdeG como el PP presentaron enmiendas al texto del BNG suprimiendo ese punto, que el diputado popular Agustín Baamonde calificó de "inaceptable" por el convencimiento de que su aplicación podría dar lugar a "discriminacións". También el socialista José Manuel Lage se pronunció en el mismo sentido, arguyendo que apostaba por la "oferta positiva, por el uso del gallego de forma preferente en la relación de la Administración autonómica, pero preservando también el derecho constitucional de los cidadáns a ser atendidos en otra lengua oficial".
El autor de la iniciativa, el nacionalista Bieito Lobeira, accedió a rebajar su propuesta y aunque en el debate primó el espíritu de consenso entre los grupos, no ahorró críticas al Gobierno de Feijoo y al PP, grupo al que acusó de "confundir el amor con el sexo", que lleva a los conservadores a mantener una relación "claramente sexual, diría más, sádica" con el idioma propio de Galicia, hasta el punto de arriesgarse a matarlo.
Un debate parecido se mantiene sobre el uso del catalán en las relaciones corrientes de los establecimientos comerciales y sus clientes. ¿Qué lengua emplear preferentemente? ¿Por cuál empezar, en la pelea de catalán y castellano?