MADRID 31 Jul. (OTR/PRESS) -
Deseosos de dejar resueltas grandes cuestiones de la temporada, antes de iniciar las vacaciones de agosto, se han acumulado una serie larga de cuestiones para terminar esta parte del curso: Las consultas de Zapatero con los portavoces parlamentarios, la comparecencia de Solbes en el Congreso para referirse a la crisis económica y cómo afrontarla, las primeras aproximaciones al debate presupuestario, la foto que da paso al diálogo social, el anuncio de fusión en una sola sociedad de British e Iberia, los planes de Industria para rebajar el consumo energético, los avances sustanciales hacia la compraventa de Unión FENOSA, la declaración de insolvencia de uno de los españoles más ricos de los últimos años, Fernando Martín... Y aún quedan unas horas para completar el mes de julio.
Es cierto que una buena parte de esas novedades, casi todas ellas, necesitarán más tiempo para su implementación e implantación. En política, hay dos grandísimos asuntos que será preciso afrontar y tratar de resolver, la nueva fórmula de financiación autonómica y los presupuestos para el año que viene. En cuanto al resto de asuntos, bien podrían clasificarse por las reacciones que suscitan: no hay duda, por ejemplo, de que el plan de reducción de gastos energéticos presentado por el ministro Sebastián resulta lemas controvertido. Incluso es muy apreciable el propósito de algunos medios por ridiculizar al ministro y sus propósitos.
El diario ABC lo califica ya de "operación bombilla" por el propósito del ministerio de regalar dos bombillas de bajo consumo para concienciar y mentalizar de la necesidad de reducir los consumos de luz. Como si no hubiera muchas otras medidas de notable trascendencia: vehículos eléctricos, renovación de vehículos, reducción de los límites de velocidad, promoción del transporte en bicicleta, aviones civiles en rutas militares, limitación de las temperaturas en edificios públicos...
Pero ya es conocida el arma de los opositores: la ironía y la descalificación del adversario. No menos suspicacias despiertas algunos otros propósitos del Gobierno, como los presupuestos, la financiación autonómica y, en mayor medida aún, el diálogo social. Hay muchas dudas de que ese propósito del presidente de compartir con los agentes socialistas las decisiones que pudieran adoptarse ante la crisis puedan dar resultados, y por el contrario, se echa de menos alguna otra decisión que debiera asumir por sí mismo el Gobierno, como la reforma del mercado laboral.
No hay duda, son medidas de extraordinaria envergadura y trascendencia. Con el ahorro energético se pretende reducir hasta en un diez por ciento la compra al exterior de carburantes. La fórmula de financiación autonómica pretende satisfacer a catalanes como Montilla, Castells o Carod y a los extremeños ya sin Rodríguez Ibarra. Los integrantes del diálogo social, según aspira Zapatero, deberían liderar las decisiones a las que forzará una crisis económica...
José Cavero.