MADRID 29 Oct. (OTR/PRESS) -
El líder de la oposición ha aprovechado las manifestaciones de Zapatero sobre De Juana Chaos para acusar al jefe del Gobierno de ser causa de la división de todos: del parlamento europeo, de la nación española, de la opinión pública... A todos nos ha dividido Zapatero, según Rajoy, por su decisión de alentar un proceso de paz con la banda terrorista que ahora mismo está bajo sospecha de continuidad. ¿Saldrá adelante el tal proceso? No hay duda de que una parte sustancial de la población y de la opinión así lo desea, y que hay otra zona igualmente deseosa de que se estrelle y termine como los anteriores intentos, cuando fue imposible alguna forma de entendimiento con los matones de la banda.
Ahora estamos viendo, en el espectáculo de la Audiencia Nacional, que hay etarras perversos y etarras con deseos de rehabilitación y de cambiar de vida. Frente a Josu Bilbao, que declaró su deseo de seguir en la lucha armada hasta su muerte hemos tenido oportunidad de observar a un De Juana Chaos deseoso de cambiar de oficio, y dedicarse a escribir. Muchos ciudadanos se preguntarán si es creíble la nueva actitud, y si vale la pena esforzarse por esa modificación de conductas que cabe observar, y también sobre este particular habrá división de opiniones: quienes desearían que se pudran en la cárcel, y quienes se inclinan porque tengan una nueva oportunidad de ser ciudadanos honrados y "del común".
Cuando Zapatero ha especificado que De Juana Chaos forma parte de los etarras partidarios de la reinserción no hay duda de que habrá molestado a los ciudadanos que entienden que el mejor etarra es el preso o el muerto, y que bastante daño han causado ya al género humano. Pero tampoco cabe duda de que el Presidente es posible que haya colaborado a romper unanimidades en la población reclusa de los etarras, e incluso es predecible que eso pueda llegar a tener alguna clase de consecuencia y de efecto, pues si el sanguinario y deleznable etarra miembros del comando Madrid está en condiciones de beneficiarse de alguna clase de generosidad por parte del Estado, tal y como siempre se garantizó a quienes decidieran abandonar las armas y la muerte -Aznar fue perfectamente explícito, al asegurar la generosidad del Estado con quienes registraran esa clase de regeneración- entonces cabe suponer que muchos otros pudieran tener la misma tentación de sumarse a la ciudadanía que desempeña una tarea y trabaja para mantenerse a sí mismo y a una familia.
Había una hermosa fábula del lobito bueno. ¿Hay etarra digo de ser salvado?, se preguntarán muchos.
José Cavero.