MADRID 29 Ene. (OTR/PRESS) -
Les recomiendo relacionar las declaraciones del presidente del PNV con una crónica política que este domingo ha sido publicada en La Vanguardia, para determinar o prefijar, tal vez, las agujas de marear de las semanas siguientes. Primero, José Jon Imaz, personalidad que ha ido creciendo y consolidándose a partir de su designación para suceder al 'padre Arzallus', a quien, por cierto, nadie echa de menos. Pues bien, dice Imaz que "buscar ahora el final dialogado es puro voluntarismo. Alguien en ETA puede buscar una fractura en la sociedad española de la dimensión de la que quiso provocar en Euskadi en el año 2000. Hay indicios preocupantes que apuntan más a la hipótesis de que ETA vuelva a los atentados con víctimas como en 2000, tras la otra tregua". O sea, que no descarta que, en efecto, y como algunos analistas vienen advirtiendo, la banda ETA esté lejos de cualquier pretensión de regresar al proceso de pacificación, sino todo lo contrario. El atentado de la Terminal de Barajas ha tenido varios sucesos muy a tener en cuenta, en las semanas siguientes: algunas disensiones internas en el mundo ETA-Batasuna, que no han llegado a más; la ausencia de condena del PCTV en el parlamento vasco, la decisión de 12 jueces frente a cuatro para que De Juana siguiera en el hospital Doce de Octubre, la detención del etarra Aguirre, enviado por Txeroki, que viajaba a Valencia para documentarse sobre los preparativos de la Copa America, o el singular y sorprendente auto de garzón sobre Otegi. Todos ellos, datos nada esperanzadores, precisamente. La crónica política que he anunciado lleva los siguientes enunciados: Zapatero busca una salida para no quedar atrapado por ETA. Intenso debate en el Gobierno para que la cuestión vasca no colapse la legislatura. El Gobierno quiere que el ministro Rubalcaba lleve el día a día y que Zapatero se reserve. El presidente liderará nuevas iniciativas tras la ronda con líderes políticos.
Y a todo ello añádanse otros datos del momento: Ibarretxe sigue empecinado en su combate contra los jueces, los vascos y los de cualquier otro punto, o Rajoy ya en plena campaña electoral, y urgido de ofrecer una cara mucho menos hosca y radical de la que le impidió ausentarse de la manifestación contra el atentado de la T-4 de Madrid. Este Rajoy pretende ser centrista, liberal, moderado: promete llegar a la Moncloa con un programa de centro y liberal; ofrece una propuesta de centro inspirada en la moderación y la concordia. Defiende que el PP hace una oposición patriótica y acusa a Zapatero de abdicar de sus responsabilidades; Rajoy recupera ahora su giro al centro y promete moderación y concordia. Señala que su crítica a la tarea antiterrorista del Gobierno es por labor patriótica; promete un Gobierno liberal que respete el imperio de la ley y la concordia. De un impulso a su alternativa reivindicando la revolución de 1808 y una oposición patriótica; promete recuperar el espíritu e la transición para los comicios de 2008, dicen los distintos titulares de la prensa que ha prestado atención a la nueva etapa política que pretende recorrer.
José Cavero