Actualizado 02/05/2008 02:00

José Cavero.- Primero de mayo etarra

MADRID 2 May. (OTR/PRESS) -

Han dudado algunos titulares de periódicos sobre a qué ha venido la oleada de atentados terroristas de ETA de la madrugada de este jueves en localidades vascas: ¿Querían celebrar el primero de mayo, o bien los etarras pretendían manifestar su disconformidad con la detención y encarcelamiento de la alcaldesa de Mondragón, la tal inocencia Galparsoro, líder de ANV en esta localidad?. Parece más bien que los etarras respondían a esta segunda cuestión, por más que les complazca estar en todas las celebraciones y acontecimientos.

Pero es seguro que la orden de detención cursada por el juez Garzón ha producido profunda inquietud y desasosiego en las zonas proetarras de la sociedad vasca, que ven cómo, indefectiblemente, se les va cerrando el cerco, después del intento y esfuerzo de hace un par de años de cerrar de manera negociada su ciclo de casi cuarenta años de violencia y de protagonismo. Aquel propósito no pudo ser, por la negativa de los etarras más bestias, y a partir de ahí se modificaron todas las actitudes que el Estado había tenido en ese tiempo anterior de complacencia y amabilidad.

El Estado, por representantes del Gobierno, dejó de sentarse a negociar; el Estado, por voz de sus jueces, volvió a la senda de la severidad y terminó con las actuaciones condescendientes; y el Estado, en su representación popular de las Cortes, que con anterioridad había dado autorización para negociar con la banda, dejó que, con la nueva legislatura, aquel permiso decayera, y volvió a escuchar de nuevo la voluntad firme de acabar con ETA mediante los procedimientos que siempre antes habían estado vigentes: la colaboración internacional, la persecución policial y el cumplimiento estricto de las penas.

Fruto de esta actual nueva estrategia, han pasado a formar parte de la población penitenciario los dirigentes batasunos, los dirigentes Ekin y organizaciones afines, los dirigentes de la kale borroka, los dirigentes de las herrikotabernas, y ahora comienzan a ingresar en la cárcel los máximos exponentes de la ANV ¿Quién recuerda ya al 'negociador' batasuno, Arnaldo Otegi, que se pudre de olvido en prisión, o al recluso de la huelga de hambre, de Juana Chaos, con quienes el Gobierno había tenido amabilidades en tiempos de la confianza en lograr la paz negociada? Aquello pasó a la historia, y en nuestros días, el juez Garzón vuelve a 'su otra' condición de severísimo juez de la Audiencia que reparte justicia contra todos los enemigos del Estado en los supersumarios contra significativos grupos de proetarras.

Doña Inocencia Galparsoro forma parte de esa nueva situación, ya decidida por Garzón, de que no habrá contemplaciones, consideraciones ni amabilidades para con ninguna de las 'divisiones' de la banda. La lucha es ya sin cuartel, y se confía en que la banda tendrá los días contados, guste o no guste.

José Cavero

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