MADRID 27 Jul. (OTR/PRESS) -
Desde que la banda terrorista anunció que daba por concluida su tregua, y que volvía a sus frentes de combate, ha habido un tiempo de angustia y de espera tensa, en el que se han producido distintas detenciones de etarras, parece que dispuestos y preparados a ejercer su oficio de atentar y de matar. Finalmente, este miércoles, 50 días después del final de la tregua, dos artefactos de escasa potencia hicieron explosión cerca de una carretera de Navarra por la que pasaba el Tour de Francia. Relatan las críticas que las bombas estaban alojadas en recipientes de plástico y que había sido colocadas a medio centenar de metros de la calzada. A algunos medios les parece tan irrelevante el "reestreno" que prefieren no concederle importancia alguna, ni relieve tipográfico.
¿Tan larga y tensa espera para eso?, se habrán preguntado muchos. Y será bueno no levantar la guardia, como no lo han hecho las fuerzas de seguridad del Estado durante todo el tiempo que se ha prolongado una probablemente extraña tregua etarra, en la que ha habido rearme de los comandos y nuevos fichajes de elementos terroristas, a la espera de que en algún momento se volviera "a las andadas". Pero por la experiencia de las fuerzas de seguridad del Estado en "treguas trampa" y en no fiarse de la banda y sus bandidos, ha podido asegurar su jefe Mesquida que la capacidad de las fuerzas de seguridad es mejor que nunca, y que no será fácil que los integrantes de la banda, que no están intentando, logren sorprender con sus acciones de terror.
Algunos, por el contrario, han sostenido que la tregua sólo ha servicio a los intereses de la banda. No es la impresión que nos ofrecen Joan Mesquida y sus colaboradores, que insisten en que se han producido muy sustanciales avances en información, intercambio de información, posiblemente introducción de agentes entre los etarras, y que tampoco es descartable que los propios etarras estén llevando a cabo actuaciones de unos contra otros, con soplos y revelaciones de proyectos en marcha denunciados por quienes han quedado frustrados por el final de una tregua que no deseaban.
No bajarán la guardia los agentes antiterroristas. Y, a su vez, los integrantes de la banda insistirán en situar algún considerable y temible atentado allí donde les resulte posible, preferentemente, como siempre han hecho por estas fechas, en áreas turísticas, en las que más daño y pavor puedan suscitar. Pero, de momento, las detenciones de etarras, la búsqueda de otros que llegaron a verse localizados y descubiertos como la aparición de algunas combas por fortuna de muy seca relevancia permiten a la ciudadanía seguir haciendo una vida relativamente normal...
José Cavero.