Actualizado 19/12/2006 01:00

José Cavero.- La responsabilidad de Fomento

MADRID 19 Dic. (OTR/PRESS) -

Lamentaba estos días un columnista que los departamentos ministeriales más parezcan organizaciones de defensa de los consumidores: Sanidad vela por nuestra salud contra los fumadores impenitentes, o contra el consumo de hamburguesas con más calorías de las convenientes. Fomento se ve en la necesidad de afrontar y tratar de resolver el problema que plantea una aerolínea de bajo coste y de altas tasas de impuntualidad y muy probable inseguridad en vuelo. Vivienda busca pisos de alquiler a unos jóvenes que no terminan de acometer sus propias tareas fuera del hogar porque el mercado libre de vivienda no les facilita la independencia que requiere la adquisición de vivienda propia...

Ninguna de las apuntadas es tarea radicalmente ajena a las que debe desarrollar el gobierno, aunque sea originada por deficiencias de otros entes de control de funcionamiento de la sociedad. ¿Se abusa en materia de precios de la vivienda, o tal vez los precios del suelo hacen de éste un objetivo inalcanzable para la mayoría? ¿Puede alguien prohibir que se consuma una hamburguesa de dimensiones excepcionales para proteger la salud del ciudadano? No, pero sí puede limitar el consumo de alcohol si un conductor pudiera poner en riesgo la circulación en carretera. A los poderes públicas les corresponde "ordenar el tráfico", todo tipo de tráficos -de aviones, o de motociclistas con casco- y advertir sobre potenciales riesgos que pudieran aparecer "en ruta". Y exigir que los desmanes ajenos sean lo más leves posibles para el contribuyente, que siempre tiene una factura que pagar.

Los gestores de Air Madrid están proporcionando toda suerte de informaciones. Ni siquiera falta la sugerencia o insinuación de que Fomento todo se lo permitió a esta "línea presuntamente irregular" por una presunta aventura sentimental de un alto cargo de la línea con una alta cargo del ministerio. Sería muy grave el episodio si hubiera sido ocasión para "pasar por alto" riesgos serios para los viajeros aéreos, como también se ha dicho: que se apagaran en vuelo varios motores, que las revisiones preceptiva no se hubieran efectuado en tiempo y forma... Ésas sí habrían sido razones sobradas para cerrar y multarla con severidad, pero también para reclamar el cese fulminante de los correspondientes funcionarios que no han dado la talla en materia tan delicada. ¿Qué hubiera sido peor: el actual atasco y el drama personal de muchos centenares de viajeros con billete y sin avión para realizarlo, o un dramático suceso protagonizado por un avión que incumplía los requisitos mínimos para volar?

Es lógico y pertinente que muchos ciudadanos se planteen si Fomento y doña Magdalena han estado a la altura de las circunstancias, es decir, si exigió que se cumplieran las condiciones mínimas de capital, personal capacitado y aviones para llevar a cabo el plan de negocio que se proponía, pero también de control riguroso y permanente de tales aviones. Por lo demás, ni siquiera en las líneas de bajo coste parecen aconsejables los vuelos que cruzan el Atlántico por unos cuantos centenares de euros.

José Cavero.

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