MADRID 6 Nov. (OTR/PRESS) -
Estamos donde era predecible que llegáramos, a la hora de formar gobierno en Cataluña. Los socialistas tenían dos opciones posibles para instalarse en el gobierno, CiU y tripartito, y optaron por el tripartito. Los convergentes tenían, a su vez, otras dos opciones: los socialistas, que les dieron calabazas, y ERC y Carod. Descartada la primera, están tratando de llevar al huerto a ERC, y más bien a Carod, que en la opción de dirección socialista del gobierno no era precisamente grato a Montilla.
De manera que Carod y ERC están tratando de emplear del mejor modo posible sus dos llaves para gobernar Cataluña: con los otros socios del tripartito, o con 'la gran coalición nacionalista catalana' que le ofrece Artur Mas, en la última oportunidad que le queda para, siendo el triunfador en las elecciones, no quedarse ejerciendo la oposición en el parlamento autónomo. ¿Qué harán Carod y ERC? Hay varias hipótesis posibles: si se impone la izquierda o si se impone el nacionalismo, a nivel teórico y de doctrina. Si se impone el personalismo y el liderazgo, también en cuestión en ERC, dependerá de la conveniencia personal de Carod, que podría poner seriamente en riesgo las apetencias y aspiraciones de Puigcercós, su adversario en el partido, y que tiene clara su preferencia; el tripartito con Montilla y Saura. Ojo, también, a Saura, que en el presente juego de posibilidades, sólo tiene una, que es el tripartito, y que jugará a fondo para llegar a su terreno al tentadísimo Carod.
Es fácil de entender que Artur Mas haya prometido a Carod el oro y el moro. Se juega su propia condición de presidente de la Generalitat de Cataluña. De ahí que haya halagado los oídos de Carod con la propuesta de conseller primer, de controlar la Tv autonómica, de disponer de un área de consellerías de obediencia propia. Mas está dispuesto a cederle casi todo para ser 'molt honorable', con muchísimas más generosidad que Montilla, que recela de Carod y que querría desviarlo del gobierno hasta la presidencia del Parlament de Cataluña, en lo que algunos entienden que es una oferta envenenada y echar balones fuera. Pero tampoco la propuesta de Artur Mas es gratuita ni exenta de riesgos: sus propios socios en la coalición de convergentes y unionistas pudiera resentirse por tantos agasajos y ofertas a Carod y a ERC. Durán i Lleida no está por esa afición de gobernar a cualquier precio con quienes pudieran irle comiendo el terreno del nacionalismo catalán con pretensiones cada vez más radicales y a su costa, desde el gobierno que le ofrecen compartir con formidable generosidad de primeros interesados.
Maragall también podría ejercer alguna influencia sobre Carod, pero Maragall apura sus últimas horas de molt honorable con un viaje oficial a Senegal, quién lo iba a decir. Como en cada ocasión crucial, en los últimos tiempos, Maragall queda fuera de escena.
José Cavero