MADRID 30 Dic. (OTR/PRESS) -
Difícilmente podría tener Zapatero mejores datos de los que ofreció en su rueda de prensa tras el último consejo de ministros del año: España es país líder en crecimiento económico, en creación de empleo, hace tres años que la banda terrorista ETA no mata a nadie, y las perspectivas que el propio presidente tiene son que el año que viene estaremos mejor que éste, en lo que a proceso de paz se refiere. ¿Hay quién dé más? Ciertamente, la opinión de los vascos sobre ese mismo proceso está sufriendo algunas de las decepciones previsibles, y hoy son muchos menos los que no descartan que la banda pudiera regresar a su viejo oficio de matar. Pero no es ésa la impresión de Zapatero, que más bien parece alinearse con quienes empiezan a pensar y a proclamar que el alto el fuego y el proceso de paz no tiene marcha atrás, por dificultades de concreción y de cierre se habrán de plantearse en los meses venideros.
¿Está electoralista el presidente? No hay duda de que desea seguir en el cargo y tratará con todos sus recursos de impedir que su mandato sea todo lo breve que le desean sus adversarios, que prefieren pasar por alto los balances felices que hace el inquilino de la Moncloa: ley de igualdad, ley de dependencia, más empleos fijos que nunca, elevación del salario mínimo a las promesas electorales, carné por puntos con un millar menos de muertos al año, ley antitabaco con otros miles menos de muertos cada año víctimas de enfisema pulmonar y otras enfermedades originadas por el tabaquismo activo o pasivo. Y otra serie de aspectos que golpean al PP y a su dirección: ¿No decían que España se rompía con el nuevo Estatuto catalán? Pues la tenemos más reforzada y fortalecida, más potente que antes. Y así sucederá con los Estatutos que aún faltan por aprobar en su actual revisión. Ha sido importante la producción de leyes nuevas, reformadoras y modernizadoras, y seguirá siéndolo en 2007, como ya anticipó.
Lo cierto es que el presidente ha podido hacer un balance feliz, muy feliz, sin escapar a ninguna pregunta, aunque contestándolas a todas "en beneficio propio". Y es que muchos interrogantes sólo pueden tener la contestación del "ya se verá" de los meses venideros, y por consiguiente, no tienen cabida en un balance de fin de año optimista e incluso eufórico. Dos mil siete es año de elecciones, y habrá de ser la oposición quien trace las líneas oscuras de las sombras y los "peros" ante tanta felicidad y prosperidad.
José Cavero.