MADRID 27 Nov. (OTR/PRESS) -
Entre 120 mil personas o diez veces más, según las muy distintas estimaciones efectuadas por la delegación del gobierno y por la comunidad de Madrid, participaron bajo la lluvia en la convocatoria para reclamar a Zapatero, por tercera vez desde la tregua de ETA, que no ceda a las pretensiones políticas de la banda terrorista y de su brazo político ilegalizado Batasuna. Zapatero insiste cada vez que tiene oportunidad en que no ha cedido en absoluto, y que probablemente por eso la situación del proceso está como está: parado, paralizado, y probablemente con muy escaso o nulo futuro. Por si fuera poco, los batasunos acaban de proclamar que sus propósitos y planes no tienen cabina en la Constitución española, y sus "borrokos" de la gasolina y el cócktel molotov hacen demostraciones cada noche de que no están dispuestos a aceptar el primero de los condicionantes para una paz: el cese total de toda clase de violencias.
De manera que no hay riesgo alguno de que sen ceda o se transija, y los datos más nuevos insisten en que cada parte está en su lugar natural: Las víctimas y el PP contra un Zapatero a quien ven claudicante y poco menos que arrodillado ante la banda; los socialistas y quienes han apostado por el proceso expectantes ante la eventualidad de que pudiera volverse a imponer una cierta racionalidad en los etarras y sus mandos, y el regreso a posturas de muy apreciable cerrazón entre estos últimos. Ha señalado el diario La Vanguardia que el gobierno asiste con preocupación a la regresión ideológica de Batasuna. Y cuenta que PSOE y PNV consideran que Otegi defiende ahora las tesis previas a Anoeta. Por su parte, Batasuna anuncia que irá a las elecciones de mayo pero no aclara si será legal. Al paso que va, no lo será, y asistiremos a un nuevo choque con jueves y fiscales que tratarán de evitar que el brazo político e ilegal de la banda aceda a los gobiernos municipales de las localidades vascas.
Pero a climas tan poco favorables, se insiste en que PNV, PSE y Batasuna apuestan por seguir negociando. ¿Qué cabe negociar con perspectivas tan endebles? Parece que se estuviera a la espera de ver qué sucede con algunos escenarios complementarios: Los jueces y los proetarras de la kale borroka, la huelga de hambre de De Juana Chaos, el eventual pulso que pudieran estar desarrollando Ternera y Txeroki. Pero, sencillamente, da la impresión de que todos están esperando a ver de qué lado cae la moneda lanzada al aire, y se interrumpe en los actuales 1.275 días sin matar la cuenta más feliz de las que uno puede congratularse y complacerse. Cada día que pasa, y sin hipotecas políticas, es una bendición y una razón para brindar.
JOSE CAVERO