MADRID 18 Sep. (OTR/PRESS) -
Posiblemente sin pretenderlo, los dos principales líderes, Zapatero y Rajoy, han coincidido en mostrar su deseo de potenciar las relaciones con el Gobierno y la nación marroquí. Por parte del presidente, con el anuncio de su entrevista con el Rey marroquí; Rajoy, por su vivo deseo de eliminar tensiones en su viaje a Melilla. José Luis Rodríguez Zapatero tiene previsto entrevistarse el lunes en Nueva York con el rey Mohamed VI, según confirmaron este jueves en fuentes gubernamentales. Será el primer encuentro entre ambos tras la crisis provocada por los incidentes de agosto pasado en la frontera de Melilla, donde activistas marroquíes amagaron con un bloqueo a la ciudad. Zapatero viaja el domingo a Nueva York para participar en la Cumbre de los Objetivos del Milenio, que persiguen erradicar la pobreza extrema en 2015, mientras que el rey de Marruecos acude a Naciones Unidas para defender el proyecto de autonomía para el Sáhara, que su país defiende como salida al contencioso. En paralelo al encuentro del monarca alauí y del jefe del Gobierno se reunirán los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países, Miguel Ángel Moratinos y Taieb Fassi-Fihri.
El presidente evitó comentar la carta que el primer ministro marroquí, Abbas el Fassi, envió al presidente del PP, Mariano Rajoy, en la que expresaba su "profunda decepción y rechazo total" a la visita que éste hizo a Melilla. Fuentes de La Moncloa recordaron, sin embargo, que El Fassi no firmó su misiva como responsable gubernamental sino como líder del partido Istiqlal, socio del PP en la Internacional Demócrata de Centro. En la rueda de prensa que ofreció en Bruselas al término del Consejo Europeo, Zapatero mostró su "respeto" por la decisión de Rajoy de visitar Melilla y calificó de "correctas" las declaraciones que hizo durante su estancia en la ciudad, ya que a su juicio "van en la buena dirección". "Espero que todos contribuyamos a algo que tiene un interés importante para España y que todos los puntos que habitualmente se suelen utilizar de fricción entre España y Marruecos los tratemos con responsabilidad", agregó. En cuanto al encuentro de Zapatero con el Rey de Marruecos, el Gobierno confía en que el encuentro sirva para superar de forma definitiva la crisis del pasado verano, cuya motivación de fondo nunca se ha aclarado oficialmente.
Aunque el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, viajó el 23 de agosto a Rabat para dar explicaciones por los supuestos malos tratos a ciudadanos marroquíes en la frontera de Melilla, Mohamed VI se quejó de los sobrevuelos del yate donde descansaba el pasado junio, por parte del helicóptero de un Ejército español que lleva suministros a la guarnición de Chafarinas. Se recordará que, previamente, don Juan Carlos llamó desde Mallorca a Mohamed VI con el pretexto de felicitarle el Ramadán. Los dos monarcas acordaron entonces una "hoja de ruta" para superar la tensión bilateral que incluía, además de la visita de Rubalcaba, la incorporación de los respectivos embajadores y un encuentro entre ambos jefes de Estado. El Gobierno marroquí anunció que don Juan Carlos viajaría a Marruecos en visita privada, pero la Casa del Rey no ha confirmado aún este desplazamiento. Se espera que antes de fin de mes se incorpore a su puesto el nuevo embajador marroquí en Madrid, Ahmed Ould Souilem, y que reciba el plácet de Rabat el diplomático español Alberto Navarro.
En cuanto a Mariano Rajoy se quitó ayer por unas horas el traje de líder de la oposición y pretendió colocarse el de hombre de Estado. Mientras otros dirigentes de su partido seguían la estela marcada por él mismo este verano, cuando criticó la "debilidad" del Gobierno a la hora de defender la españolidad de Ceuta y Melilla, el líder del PP evitó cualquier crítica al Ejecutivo y lanzó todo tipo de mensajes conciliadores a Marruecos y a los musulmanes para tratar de rebajar la tensión que había precedido a su aterrizaje en la ciudad autónoma. El líder del PP tenía todas las intenciones de relajar tensiones, y desde su llegada, trató de que la visita fuera tranquila. La primera decisión, la más relevante para evitar tensiones, fue no visitar la frontera, al contrario de lo que hizo José María Aznar hace un mes, algo que Rajoy defendió entonces públicamente pero fue muy criticado dentro del partido. Precisamente a la hora en la que Rajoy paseaba por el centro de la ciudad, se había montado una miniprotesta de marroquíes en la frontera. Rajoy evitó acercarse y apartó de su discurso palabras tan habituales en las últimas semanas como la necesidad de tener "firmeza" ante las "agresiones" de Marruecos.
Al contrario. Rajoy aseguró que su visita era "en positivo", lanzó un "gran abrazo a todos los miembros del colectivo musulmán, ahora que acaba de terminar el Ramadán", y al "colectivo hebreo", también numeroso en Melilla, y rechazó responder a las críticas. "No vengo a polemizar con nadie, vengo a estar con mis compatriotas de Melilla. He leído la carta del presidente de Istiqlal. No la comparto, pero no pienso entrar en polémicas. Marruecos y España tienen mucho que ganar desde la cooperación si van de la mano. Hay que hacer frente a los retos desde la cooperación. Debemos trabajar juntos y cultivar lo mucho que nos une y no lo poco que nos separa". Enfundado en ese pretendido nuevo traje de hombre de Estado, Rajoy evitó incluso polemizar con el Ejecutivo. "El Gobierno ha apoyado que yo me desplace a Melilla, y no voy a entrar en polémica con él. Además, el Gobierno también se desplaza aquí con normalidad, vienen los ministros y no hay problema". Todo sonrisas, desde el Gobierno y la oposición, al país vecino del sur.