Actualizado 02/07/2007 02:00

José Luis Gómez.- A vueltas con España.- Algo se mueve en Esquerra

MADRID 2 Jul. (OTR/PRESS) -

Esquerra Republicana es un partido pequeño visto desde el conjunto de España e incluso desde Cataluña, que es donde opera. Pero su papel determinante en la política española y en la de su comunidad hace que cualquier paso que dé sea importante, cuando no decisivo. Jamás se había dado una situación como ésta en lo que llevamos de democracia, pero así es. Aquella Esquerra radical pero con gente guapa de Barcelona de hace años ha dado paso a un partido de gobierno, pese a mantener una compleja estructura asamblearia que dificulta su propia gestión política. Ahora está más cerca de experimentar cambios de alcance en su cúpula.

En los próximos meses, no más allá de su congreso del 2008, ERC deberá decidir quién es su líder y, por tanto, su candidato a la presidencia de la Generalitat. Lo que hasta ahora estaba claro -nadie cuestionaba a su presidente, Josep Lluís Carod-Rovira- ya no lo está tanto, al vislumbrarse la llegada de Joan Puigcercós, actual secretario general de Esquerra. Ya hay datos sobre la mesa: la mitad de los encuestados por Gesop para El Periódico de Catalunya que votaron a Esquerra en las elecciones autonómicas de noviembre prefieren a Puigcercós para liderar el partido, frente a un 30% que se inclina por Carod, quien podría seguir los pasos de Heribert Barrera, Joan Hortalà y Àngel Colom, los anteriores líderes de este partido republicano.

En contra de lo que pudiera parecer desde fuera de Cataluña, Carod no es el radical y Puigcercós no es el moderado, a pesar del buen talante demostrado a su paso por el Congreso en Madrid. De hecho, Joan Puigcercós acaba de proponer una línea más radical para Esquerra; especialmente en aquellas cuestiones que afectan a Cataluña como nación. Puede ser táctico su movimiento, para satisfacer a unas bases ansiosas de independentismo, pero lo cierto es que el hábil Puigcercós puede convertir al radical Carod en un moderado. Hay un problema que comparten ambos: a sus bases no les gusta el poder institucional, pero a ellos mucho.

José Luis Gómez

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