MADRID 18 Nov. (OTR/PRESS) -
En sólo dos días, el diario más influyente de España y en cierto modo de América Latina, ha dedicado sus espacios de opinión más destacados a dos interesantes artículos sobre el rey Juan Carlos, uno de ellos, el de Santos Juliá, anunciado incluso en su primera página. En el primero, Fernando Savater llega a la conclusión de que la función de arbitraje del Rey en América será ahora más improbable. En el segundo, Santos Juliá va un poco más lejos que Savater y constata que los últimos actos han hecho que el aura mítica de Juan Carlos I se desvanezca, quizá porque ya ha dado de sí todo lo que podía.
Supongamos que ambos columnistas de 'El País' tienen razón, aunque sea mucho suponer. Imaginemos incluso que la capacidad de reacción del rey Juan Carlos se ha debilitado, hasta no poder recomponerse en un plazo razonable. En ese caso, verdaderamente extremo, siempre puede aflorar una alternativa: la del príncipe Felipe de Borbón, con independencia del momento que se elija para la sucesión en la Corona.
El Gobierno siempre puede sopesar esa alternativa a la hora de recuperar el liderazgo español en América Latina. Y si lo hace, a nadie le va a sorprender. No nos olvidemos de que el príncipe mantiene unas relaciones privilegiadas con todos los mandatarios y que ya ha prestado servicios importantes, aunque no todos ellos sean conocidos. El príncipe Felipe ya es el representante de España en la toma de posesión de todos los presidentes latinoamericanos, con los que suele encontrarse, además, periódicamente, sin que hasta el momento haya trascendido el más mínimo problema. Al contrario, tanto los empresarios a los que acompaña y avala con su presencia como los propios anfitriones de sus visitas no han hecho otra cosa que alabar su capacidad diplomática y sus profundos conocimientos de la zona. En una ocasión me confesó: "Si tomase nota de todo lo que veo, podría escribir un libro para competir con García Márquez". Pero, a lo mejor, lo que ya tiene que escribir es otra cosa.
José Luis Gómez