MADRID 27 Jun. (OTR/PRESS) -
No comprendo las reticencias de algunos socialistas al debate previsto entre el cardenal Cañizares y el expresidente Rodríguez Zapatero. La cita será en un par de días en la Universidad Católica de Avila y en mi opinión puede resultar un debate fructífero e interesante porque no es habitual ver a un militante del laicismo y un cardenal frente a frente hablando de lo divino y de lo humano.
Rodríguez Zapatero, amén de por sus errores, será recordado por haber implantado políticas laicas y por haberse enfrentado a la Iglesia católica y precisamente al cardenal. Cañizares fue el gran oponente del expresidente.
En realidad, el laicismo de Rodríguez Zapatero no ha sido nunca un laicismo neutral a la manera de Francia. En su manera de defender el laicismo siempre había una carga de profundidad contra la Iglesia católica. Es más, casi me atrevería a decir que el laicismo de Zapatero iba más allá de lo que se considera que debe de ser un país laico. Durante su etapa de presidente empezaron a aflorar algunas asociaciones que se autocalificaban de "ateas" y cuyo único objetivo parecía el de intentar fastidiar a los católicos. Por ejemplo, pidiendo desfilar en procesiones ateas (que francamente no se me alcanza en que consisten) en los mismos itinerarios de las procesiones de Semana Santa.
Afortunadamente, ese ateismo rampante no ha logrado acabar con siglos de tradición cultural y eso que contaban, cuanto menos, con la simpatía del expresidente. A mí me parece que la religión tiene también una dimensión cultural, y que por tanto el catolicismo forma parte de nuestra cultura y da respuesta a determinadas circunstancias. Por ejemplo, los funerales de Estado tenían un empaque especial con una ceremonia religiosa, ahora son actos protocolarios sin más.
Desconozco la profundidad intelectual de ambos adversarios, el cardenal y el expresidente, pero en cualquier caso me parece un acierto el solo hecho de que ambos hayan aceptado ese "mano a mano". No sé si serán capaces de llegar a algún punto de encuentro o por el contrario aparecerán irreconciliables las ideas de cada cual, pero será interesante al menos escucharles.
Me parece que se comportan como fundamentalistas quienes critican a Rodríguez Zapatero por haber aceptado la invitación de la Universidad de Ávila. Negarse al diálogo, negarse a confrontar ideas con los adversarios no solo es un error sino una estupidez. De manera que no puedo estar más de acuerdo con la decisión del expresidente de aceptar el debate con el cardenal. Espero que sea para bien.