Actualizado 19/04/2012 14:00

Julia Navarro.- Escaño Cero.- Las vices.

MADRID, 19 Abr. (OTR/PRESS) -

En nuestro país las vicepresidentas dan un excelente resultado. Cuando Zapatero andaba perdido, María Teresa Fernández de la Vega siempre salía al quite y con dos frases ponía las cosas en su sitio y, sobre todo, ofrecía una imagen de solvencia de la que carecía su jefe. Con Soraya Sáenz de Santamaría pasa otro tanto de lo mismo. La vicepresidenta da una imagen de solidez, de saber lo que se trae entre manos, de capacidad política a prueba de lo que le echen. Y todo esto en un momento en que el presidente Rajoy esquiva a la opinión pública y que sus ministros no paran de encender fuegos, llamasen, por ejemplo, copago sanitario, o de intentar apagarlos, porque no hay día en que Guindos y Montoro no tengan que enfrentarse a la prima de riesgo que nos tiene con el alma en vilo.

El caso es que las dos vicepresidentas que hemos tenido hasta el momento son apreciadas por la opinión pública por su capacidad de trabajo y su solvencia política. Aún recuerdo cuando Mariano Rajoy eligió a Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz del PP en el Congreso. Las risitas y comentarios de algunos de sus compañeros de filas, y no digamos de sus compañeras. La consideraban una política menor, pero a Soraya Sáenz de Santamaría le bastaron dos plenos para demostrar que no solo podía con el cargo sino con todos ellos. Soraya fue consolidándose en sus duelos con la entonces vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, que hasta ese momento siempre había salido airosa de sus lances parlamentarios. Pero Sáenz de Santamaría se convirtió en su pesadilla y al poco tiempo era evidente que los duelos los ganaba la popular. Aún así, Fernández de la Vega continuó siendo lo mejor que tenía Zapatero.

Ahora es evidente que es la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría quien lleva el peso del Gobierno, quien viernes tras viernes intenta hacer un relato coherente con cuanto está pasando, quien ofrece una imagen de seriedad y rigor que para él le gustaría al propio presidente. Que Mariano Rajoy no dé la cara va en detrimento del propio presidente en un momento en que la sociedad española necesita que todos los días, sí todos los días, le expliquen la deriva de los acontecimientos habida cuenta de que la situación económica es simplemente angustiosa para cada vez más ciudadanos.

En estos momentos, la sociedad tiene la sensación de ir en una noria que sube y baja de manera enloquecida sin que nadie sea capaz de decir cuando se parará y podremos respirar. Por eso, son importantes las explicaciones detalladas, y por eso no se entienden las espantadas del presidente.

Pero vuelvo a la "vice", o mejor dicho a las "vices" que ya digo que tan buen resultado dan. Me pregunto cuándo llegará el día en que tengamos una mujer al frente del Gobierno, viendo a las "vices" pienso que a ambas les sobra consistencia y redaños para ocupar el primer puesto. Y, si me apuran, les confesaré que ambas me parecen mejores que ellos. A sus jefes me refiero.