MADRID 8 Dic. (OTR/PRESS) -
La Ministro de Sanidad está dispuesta a convertir en España en una clínica dietética. Como no tiene competencias se empeña en educar a los ciudadanos, en salvarles de si mismos, en decirles lo que tienen que comer, que beber, porque no deben fumar... La Sra. Salgado recuerda cada vez más a una enérgica matrona de internado imponiendo a sus jóvenes pupilos una severa y forzosa disciplina. El PSOE quiere formar nuestras mentes a través de la siniestra Educación Cívica y nuestros cuerpos, singulares manifestaciones de un totalitarismo, eso sí, descafeinado. De manera progresiva se restringe la libertad de los individuos, su opción de elegir el tipo de vida que desean vivir. Basta que exista un riesgo potencial para que el Estado se crea en la obligación de protegernos de él.
En su última cruzada para preservar nuestra salud, Sanidad ha elegido Burger King y su campaña publicitaria para vendernos una suculenta, enorme y barata hamburguesa. Los burócratas de sanidad no han podido resistir este ataque inaceptable a la línea de los españoles y han prometido enérgicas acciones represivas. No importa que nadie esté obligado a comprar las dichosas hamburguesas ni que la dieta de los niños sea un asunto que compete sus padres, no a los burócratas o que yo tenga el derecho a comer lo que me dé la gana. Sanidad nos trata como a menores de edad, como a discapacitados mentales incapaces de tomar decisiones responsables. En este contexto, lo coherente sería arrebatar los hijos a sus padres y ponerles a todos bajo la benéfica tutela del Estado.
La política del PSOE hacia el tabaco, el alcohol, la comida es autoritaria y constituye un insulto a la inteligencia. Si no somos capaces de decidir si fumamos o no, cómo podemos decidir a quien votar. Si el gobierno ha de protegernos del daño de la comida basura, por qué no del daño a la salud mental de las "perniciosas" lecturas. Puestos a proteger al individuos de sus errores, el camino a la injerencia estatal en la esfera de autonomía de los individuos es infinita. La izquierda española está empeñada en saber mejor que los propios individuos lo que a éstos conviene. Este mezcla de arrogancia y de estupidez es impropia de una sociedad libre. El Estado no tiene derecho alguno a decir a la gente como tiene que vivir, siempre y cuando, sus acciones no lesionen los derechos de terceros.
Lorenzo Bernaldo de Quirós.