Actualizado 27/12/2006 01:00

Pedro Calvo Hernando.- El Rey y los destructores de España

MADRID 27 Dic. (OTR/PRESS) -

Entre los diversos temas tratados por el Rey don Juan Carlos en su mensaje navideño, seguramente el más interesante es el referido al urbanismo y la especulación, relacionado además con el respeto al medio ambiente. Muchísimo más nos jugamos en ese terreno que en las interminables polémicas sobre el proceso de paz o sobre la estructura territorial del Estado, que casi siempre sólo sirven para fomentar el enfrentamiento entre los partidos y dar alas a sus intereses electoralistas. Me parece especialmente oportuna la llamada del Jefe del Estado al respeto a la riqueza ambiental de España y a nuestro entorno natural, así como a la protección de nuestros paisajes y bosques de brutales incendios y otras calamidades, "asegurando que el desarrollo industrial y urbanístico responda al interés general". El llamamiento coincide curiosamente con la publicación de los datos del informe de la ONU sobre cambio climático, que amenaza con grandes desgracias derivadas del calentamiento global, como olas de calos, deshielos o subidas del nivel del mar.

Creo que hay que elogiar la sensibilidad del monarca, en un momento en que la especulación inmobiliaria y la fiebre de los pelotazos urbanísticos están a la orden del día, con consecuencias judiciales importantes pero muy escasas en relación con la realidad conocida de todos. Don Juan Carlos seguramente se ha percatado de que, una vez comprobado que lo de la ruptura de la unidad de España era sólo una añagaza electoralista, la verdadera ruptura está en las desigualdades horribles que produce la especulación y en la destrucción de España, esta sí, derivada de la violación de los paisajes, de las costas y de los entornos que sirvieron durante siglos de marco precisamente para forjar esa amada unidad de España que los especuladores están destruyendo sistemáticamente. El Gobierno y el Parlamento tienen que tomar cartas en el asunto con carácter de urgencia, propiciando incluso la recuperación de una unidad de acción que se manifiesta como imprescindible en un problema que no admite tratamientos diferentes ni vacilantes.

Pedro Calvo Hernando.

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