Actualizado 14/04/2012 14:01

Rafael Torres.- Al margen.- 14-A: el gusto de la libertad.

MADRID 14 Abr. (OTR/PRESS) -

Nunca los medios habían prestado tanta atención a la efemérides del 14 de Abril. Lamentablemente, solo se la han prestado al Titanic, que se hundió en esa fecha hace cien años. Pese a las exageraciones conmemorativas que sitúan aquella tragedia marítima a corta distancia del mismísimo Apocalipsis en el estadillo de las catástrofes universales, lo cierto es que afectó a unos pocos miles de personas, en tanto que la proclamación de la II República Española, que hoy se rememora, afectó a 22 millones de criaturas.

El impacto que tuvo la llegada de la República en la vida de la nación, aun en la personal e íntima de sus habitantes, fue tan formidable que no se ha mensurado aún en toda su extensión y profundidad. Para la mayoría de los españoles, bien que no para quienes temían una merma en sus privilegios, lo que llegó con la República del 14 de Abril fue la alegría de vivir. Cosas de la esperanza y del gusto de la libertad. La situación económica de España era, salvando las distancias que haya que salvar, muy parecida a la que hoy aflige a la gente: crisis económica nacional e internacional al rebufo del "crack" del 29, arcas del Estado mondas por las pasadas alegrías del dictador jerezano, afecto como todos los dictadores a las obras públicas colosales vengan o no a cuento, cifras monstruosas de paro, y, a partir del 14 de Abril, fuga masiva de capitales de los que, negando su necesaria contribución a la gran obra nacional de justicia y progreso, empezaron a conspirar ese mismo día contra el nuevo régimen democrático.

Es una lástima que, estando las nuevas generaciones ayunas de conocimientos de la historia, los medios se hayan volcado tanto con el 14 de abril del Titanic, y tan poco con el auténtico 14 de Abril, el español, el nuestro, el que marca el asombroso suceso de una revolución saldada sin un herido leve que, al año, ya había construido y dotado de material, mobiliario y personal docente, la friolera maravillosa de 7.000 escuelas.

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