Actualizado 31/10/2006 01:00

Rafael Torres.- Nace la insurgencia

MADRID 31 Oct. (OTR/PRESS) -

Los vecinos del pueblo malagueño Cuevas del Becerro saben situar con milimétrica exactitud el lugar donde se halla su dignidad, el manantial del Nacimiento, un paraje natural, geográfico, físico, cuya defensa frente a los especuladores inmobiliarios y los munícipes desahogados que pretenden secarlo y destruirlo, simboliza ya la lucha de los ciudadanos contra los saqueadores del suelo que, esos sí, y no el Estatut, están rompiendo España en mil pedazos.

Los cerca de dos mil vecinos de Cuevas del Becerro protagonizaron la semana pasada la primera huelga general de un pueblo contra la especulación y contra la corrupción brutal que lleva aparejada. Las tiendas cerraron, y los bares, y la escuela, y la gasolinera, y la herrería, porque todo el mundo, con los niños a la cabeza (con aquellos a los que la codicia y el latrocinio quieren arrebatar la herencia de un futuro habitable), se echó a la calle para oponerse, en uso del valor supremo de su soberanía, a la construcción sobre el acuífero que da vida a su pueblo, y a otros dos, de 800 chalés de lujo con parcelas de 4500 m2, dos campos de golf y dos hoteles, salvajada urbanística y medioambiental sancionada favorablemente por el ayuntamiento de la vecina Ronda, dueña, es un decir, de los recalificadísimos terrenos. En ese paraje amenazado que contiene, además del agua del subsuelo que rebosa por el bello manantial del Nacimiento, el encinar mejor conservado de la provincia de Málaga, no existe acometida de agua desde Ronda, por lo que es fácil imaginar de dónde se sacaría para saciar la estúpida sed de los campos de golf, de la gente ociosa y de las piscinas.

Los vecinos de Cuevas del Becerro valoran su dignidad y su futuro por encima de su bolsillo, pues probablemente los ricos de la urbanización proyectada dejarían unos duros. Ahora, prendida ya la llama, sólo falta que cunda en tantos otros pueblos donde suicidamente, pan para hoy, hambre para mañana, valoran de diferente manera la vida.

Rafael Torres.

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