Actualizado 18/03/2008 01:00

Rafael Torres.- Observar los precios

MADRID 18 Mar. (OTR/PRESS) -

Dentro del llamado "plan de choque" contra lo que se conoce ahora como "desaceleración económica", y que no es otra cosa que la crisis y la carestía de toda la vida, figura la creación de un Observatorio de Precios en el Ministerio de Industria y Comercio, pero no se crea que el nuevo organismo se limitará a encarecer aún más si cabe el oneroso coste burocrático de la Administración (personal, despachos, oficinas, ordenadores, teléfonos, gabinete de prensa...) mediante la tontuna de observar algo que todo el mundo observa (y de balde, pues observar los precios es, paradójicamente, gratuito), sino que, imbuido de la transcendencia del servicio que prestará al ciudadano, intentará averiguar, observándolo todo detenidamente, en qué eslabón de la cadena de consumo se desquicia el margen de beneficio. Sin voluntad de aguarle la fiesta al flamante Observatorio de Precios, cualquiera a quien pregunte se lo puede decir, y gratis también: en los eslabones de los intermediarios.

Bien es cierto que la misión del Observatorio no es preguntar, sino observar, pero el ciudadano no se resiste, pese a no ser preguntado, a echarle una mano al incipiente organismo: si un kilo de judias verdes se paga a cuarenta céntimos al hortelano, y en la tienda ese mismo kilo cuesta tres o cuatro euros, no hace falta observar mucho para colegir que el beneficio se ha quedado entre medias, y el perjuicio, como es habitual, en los extremos de la cadena. ¿Y? Bueno, ya está observado, ¿y ahora? Ahora, ni cuando se ponga en marcha el Observatorio, nada. Y, probablemente, por dos razones: porque el gobierno no tiene la menor autoridad sobre los intermediarios, y porque un Observatorio no sirve absolutamente para nada, cual han demostrado los relativos a la inmigración, a la violencia machista o a la vivienda.

Observar los precios es, en fin, una de las pocas cosas que no cuestan dinero, salvo cuando es la Administración la que los observa, que entonces se encarece la vida un poco más, vía impuestos.

Rafael Torres.

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