Actualizado 28/10/2006 02:00

Rafael Torres.- Ya están aquí

MADRID 28 Oct. (OTR/PRESS) -

La rabiosa y frontal oposición de la actual cúpula del PP al proceso de paz emprendido por el Gobierno para acabar con el terrorismo etarra cosecha sus primeros frutos: bandas de ultraderecha tomaron las calles de Madrid que circundan la Audiencia Nacional enarbolando banderas franquistas y pancartas violentamente injuriosas contra el presidente Zapatero, al tiempo que uno de sus más conspicuos y peligrosos representantes, Ricardo Sáez de Inestrillas, amenazaba de muerte en el interior de la propia sala de la Audiencia a De Juana Chaos, el etarra que estaba siendo juzgado por amenazas precisamente. Cuando se tensa hasta el límite y más allá del límite el arco de cordura, el respeto y la civilidad, cual hace permanentemente el partido de Génova en sus medios propagandísticos acusando al ejecutivo de gobernar en beneficio de ETA y no de los españoles, y a su presidente de traidor, lo menos que puede suceder es que los del encefalograma plano y las aviesas intenciones desempolven los símbolos del horror y salgan a la calle, que durante cuarenta años fue suya, clamando por la salvación de España y por el exterminio de sus reales o imaginarios enemigos.

La relación entre las prédicas constantes de los agitadores mediáticos en la onda de Rajoy-Acabes-Zaplana, implacables debeladores del diálogo para el fin de la violencia, y lo sucedido ayer en la Audiencia Nacional, donde ultraderechistas y víctimas del terrorismo compartieron espacio, actitud y consignas contra la voluntad mayoritaria de la nación de intentar valientemente la paz, esa relación, digo, aparece tan evidente como indeseable, dándose además la escalofriante circunstancia de que quienes dicen defender España, y a las víctimas, y al sistema democrático, y a la ley, no dudan en traspasar cuantas veces desean los límites de la democracia y en situarse fuera de ellos en un punto de difícil retorno. Ausente el debate profundo, inteligente, bienintencionado y leal que enriquecería la acción del Gobierno aportando críticas e ideas para la exitosa consecución del fin que a todos nos importa, todo se deduce a los efectos fisiológicos producidos por la mala digestión de los resultados electorales del 14-M. A Zapatero, ni agua. Así tengan que condenar a todos los españoles a la sed.

Rafael Torres.

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