El abanico.- ¡Cuidado con los "cacos"!

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 1 agosto 2007 18:52

Me llama una amiga para contarme que le acaban de robar el bolso en el aeropuerto del Prat, en el que llevaba sus tarjetas de crédito, su documentación, unas cuantas joyas, las llaves de casa y del coche. Esta desesperada, angustiada, no sólo por el trastorno que le está ocasionando en el inicio de sus vacaciones familiares -ha tenido que llamar a un amigo para que se encargue de que le cambien la cerradura de la puerta de su domicilio-, sino por el método empleado. Tan eficaz y estúpido que no se dio cuenta en qué momento se lo birlaron -lo había colgado del respaldo de la silla donde se encontraba sentada-, hasta que al ir a cogerlo, se dio cuenta de que había desaparecido. No quiere hacer conjeturas sobre si fue una señora muy señoreada que no le quitaba la vista de encima, o un grupo de turistas que entraron y salieron atropelladamente, pues ningún "caco" lleva un cartel en la frente que diga "soy carterista".

Pero siendo muy grave que se lleven tu documentación y el dinero cuando estás a punto de coger un vuelo rumbo a Paris, lo que más le dolió e indignó fue la indiferencia de quiénes se encontraban en el local y la de los propios empleados, quienes al verla buscando desesperadamente entre las mesas, ni siquiera tuvieron el detalle de preguntarle qué le ocurría. Y es que el que más y que el que menos la escuchaban quejarse como quién oye llover, acostumbrados seguramente a que no es la primera ni la última vez que presencian una escena como esa, en un lugar donde pasan miles de pasajeros todos los días, de todas las nacionalidades y pelaje.

Cuento la historia porque lo que le ha ocurrido a mi amiga no es un caso aislado, le puede ocurrir a usted o a mí, en el Prat, en la Terminal 4 de Barajas o en cualquier otro aeropuerto del mundo, de ahí la necesidad de seguir los consejos de Aena, cuando recomienda no separarse ni un minuto de su equipaje, de su bolso, o de su ordenador, de cualquier bulto que lleva ya que hay mil ojos esperando el menor descuido para birlárselo sin que usted se de cuenta.

Una situación que puede darse también en la playa, en un hotel, o mientras pasea por la orilla del mar. Por lo general no se puede desconfiar de toda persona que pasa a tu lado. Yo al menos no lo hago porque acabaría histérica pérdida y porque la experiencia me dice que de nada sirve llevar el bolso pegado al cuerpo como si fuera una lapa. Hace años, en plena Gran Vía de Madrid, me rajaron el bolso con una navaja sin que me diera cuenta de que lo me estaban haciendo. Sólo cuando se empezaron a caer las cosas que llevaba dentro fui consciente de lo que me habían hecho. Por supuesto que se llevaron la cartera con la documentación y el dinero que acababa de sacar del banco. Todavía hoy me pregunto cómo fue que no sentí nada, que no me di cuenta de lo que me estaban haciendo. Sin duda se trataba de una mano experta, o al menos eso es lo que me dijeron en la comisaría cuando fui a denunciar el robo. De manera que si es usted de los que está a punto de salir de vacaciones, hágalo después de seguir al pié de la letra las instrucciones de la policía, porque siempre es mejor prevenir que curar.

Rosa Villacastín.

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