BARCELONA, 9 Abr. (OTR/PRESS) -
Osos, ballenas, pinguinos o morsas pueblan este sábado Barcelona en forma de grafitis para salvar el Ártico, una iniciativa puesta en marcha por Greenpeace para concienciar de la necesidad de proteger urgentemente este valioso ecosistema, cuya extensión de hielo alcanzó el pasado mes de marzo sus mínimos históricos, según datos del Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve de la NASA (NSIDC por sus siglas en inglés).
El espacio elegido está situado en la calle Agricultura (entre Pallars y Venezuela), en el barrio de Poblenou junto a la asociación Rebobinart. Se trata de un muro de más de 600 metros (1.500 metros cuadrados, toda una manzana), en el que, durante todo este sábado, cada artista expresará lo que para ellos significa el Ártico y podrán participar en el concurso internacional de pósters.
Entre los 35 muralistas que participan destacan algunos nombres habituales del arte urbano como Dase o El Xupet Negre, y además hay un mural participativo donde todo el que quiera puede pintar una parte.
En la iniciativa colaboran la plataforma de arte Rebobinart y la asociación Murs Lliures.
Según Greenpeace, el Ártico se está calentando a un ritmo de casi el doble de la media mundial y está experimentando efectos graves derivados del cambio climático, entre ellos, el alarmantemente y rápido derretimiento del hielo marino. Los científicos advierten de que el Océano Ártico podría tener veranos sin hielo en 2030.
UN LUGAR LLENO DE VIDA.
Aunque el océano Ártico puede parecer un lugar duro y desolado, sin embargo está lleno de vida. De hecho, las aguas del Ártico están entre las más productivas del mundo, destaca la organización ecologista, que lleva recogidas más de 7,7 millones de firmas en apoyo a su iniciativa para salvar el Ártico.
Greenpeace alerta también de que estas aguas igualmente son especialmente vulnerables a los impactos de la actividad humana. Por esa razón, demanda que se declare en este área un 'Santuario' donde todas las actividades extractivas, como la pesca, la minería y la extracción de petróleo, estén prohibidas. Un tratado internacional de Naciones Unidas podría permitir que esta protección se hiciera realidad, señala.