- Ha perdido diez kilos desde que ingresó en el hospital el pasado 24 de noviembre
MADRID, 23 Ene. (OTR/PRESS) -
El informe que los médicos del hospital madrileño Doce de Octubre encargados de controlar la salud del preso etarra Iñaki de Juana Chaos, en huelga de hambre desde el 7 de noviembre, remitieron ayer a la Audiencia Nacional es muy pesimista sobre el futuro de la salud del reo. Los responsables de la Unidad de Nutrición Clínica del hospital apuntan que De Juana -a quien se dejó de alimentar forzosamente el pasado 7 de enero- pesa actualmente 53,7 kilos, diez menos que cuando ingresó, y que de persistir en su actitud podría sufrir "a medio plazo una situación irreversible con resultado de muerte o graves secuelas". Tampoco se descarta la posibilidad de una "muerte súbita, no prevenible a pesar de los controles realizados".
Si De Juana sigue sin querer comer, dicen los médicos, "se hará necesario reiniciar la administración de nutrición enteral por sonda nasogástrica con objeto de preservar su vida". El equipo médico señala que los estudios científicos sobre personas sanas que voluntariamente deciden iniciar una huelga de hambre son escasas, aunque los pocos que hay fijan la muerte tras 8 ó 10 semanas de ausencia absoluta de alimentación.
Tras repasar los antecedentes personales de De Juana Chaos, los médicos señalan que cuando ingresó en el Hospital, el pasado 24 de noviembre, el etarra pesaba 63 kilos, y eso que no tomaba alimento desde 18 días antes. Al inicio de este segundo periodo de huelga de hambre, del que ya lleva 78 días -el primero lo mantuvo 63 días entre agosto y octubre del año pasado-, el preso (que mide más de 1,72) pesaba 71 kilos.
El 28 de noviembre del año pasado, y ante las alteraciones electrocardiográficas que presentaba, se indicó al paciente la necesidad de ingerir suplemento de potasio, lo que De Juana aceptó. A la vista de su deterioro clínico, y en cumplimiento del auto emitido por la Audiencia Nacional, se le comenzó a alimentar de manera forzosa por onda nasogástrica el 11 de diciembre. En ese momento, el terrorista pesaba 57,5 kilos, es decir, había perdido el 18 por ciento de su peso desde el inicio de la huelga de hambre y el 37 por ciento en relación al peso previo al comenzar su protesta. El día 7 de enero, fecha en la que se le retiró la sonda, De Juana había recuperado 5 kilos.
SITUACIÓN IRREVERSIBLE O GRAVES SECUELAS
Desde ese momento, según señala el informe médico, De Juana se niega a tomar ningún tipo de tratamiento por vía oral y ningún tipo de alimento, y la presencia de hipopotasemia ha hecho necesaria la reintroducción de suplementos de potasio. "El paciente manifiesta repetidamente que no va a volver a alimentarse de forma voluntaria hasta que no se resuelvan los motivos legales que le han llevado a reiniciar la huelga de hambre", dice el informe.
En sus conclusiones el informe señala que de continuar con su huelga de hambre "hay un alto riesgo de producirse un proceso de deterioro progresivo en relación no sólo a la ausencia de alimentación voluntaria, sino al propio proceso de ayuno-realimentación no fisiológico y a las medidas de contención que se hayan de tomar ante la falta de colaboración del paciente en el proceso terapéutico". Todo ello puede condicionar, "a pesar de las estrechas medidas de seguimiento y tratamiento que se han tomado y las que se pueden tomar en un futuro, a medio plazo, una situación irreversible con resultado de muerte o graves secuelas", finaliza el informe.