Actualizado 14/11/2006 01:00

Antonio Casado.- Diálogo de besugos

MADRID 14 Nov. (OTR/PRESS) -

Este fin de semana Zapatero recordaba desde Estambul a ETA-Batasuna que con violencia no habrá tratos. Lo dijo con otras palabras: "Con violencia, el proceso no avanzará". Al mismo tiempo, la vicepresidenta Fernández de la Vega advertía de que no se dará un paso más en las actuales circunstancias de terrorismo callejero, y si se da será siempre dentro de la legalidad.

Eso está muy bien, pero también deberían recordar que el objeto de las conversaciones, si llegan a formalizarse, es el fin de ETA, su desaparición definitiva de nuestras vidas. Y mientras no lo hagan saber de una forma clara, inequívoca, directa, estarán fundados los temores sobre un final del terrorismo políticamente retribuido. Se echa en falta este ejercicio clarificador por parte de Moncloa. No recordamos a Zapatero, ni a Fernández de la Vega, ni a Rubalcaba, ni a Blanco, siendo contundentes. Hacen como si no oyeran cuando los dirigentes de Batasuna hablan siempre de "proceso de solución del conflicto" y nunca de "proceso de paz". En una entrevista ante las cámaras de ETB, Otegui se lo ha puesto fácil al pedir a Moncloa que se pronuncie sobre si se trata de "paz" o de "solución del conflicto" en los eventuales tratos del Gobierno con ETA-Batasuna para tratar no se sabe qué exactamente. Ese es el problema. O se ponen de acuerdo en un objetivo común o será un diálogo de besugos. Ya lo está siendo en realidad.

El Gobierno siempre valoró a la baja este aspecto de la cuestión, fundamental, a mi juicio, para iniciar con buen pie cualquier proceso de negociación o diálogo ¿Para qué?, han de preguntarse las dos partes, ¿Hacia donde nos dirigimos?, ¿La paz como objetivo o como consecuencia? Y han tenido que ser los del otro lado quienes planteen la cuestión sin rodeos. En rueda de Prensa, el sábado en San Sebastián, Otegui abundaba: "Da la sensación de que cada cual entiende el proceso de una determinada manera", para señalar a renglón seguido la necesidad de ponerse de acuerdo en este punto. Demuestra Otegui tenerlo muy claro al glosar "la sinceridad de ETA para buscar una solución democrática al conflicto que vive este país", precisando que "nosotros entendemos el proceso en esa clave", y dejando claro que es lógico que "el proceso" tenga luego consecuencias "derivadas de la negociación entre ETA y el Gobierno". En otras palabras, nos dice que la paz no es la meta sino un eventual efecto de las negociaciones si llegan a buen puerto. El puerto es, según él, "la solución del conflicto". Más claro, agua. ¿Por qué Moncloa nunca sale al paso de este planteamiento?

Antonio Casado.

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