Actualizado 17/12/2009 13:00

Antonio Casado.- Un fracaso anunciado.

MADRID 17 Dic. (OTR/PRESS) -

La IV Conferencia de Presidentes Autonómicos estaba condenada al fracaso. Y fracasó. Si queremos indagar una causa busquemos en su agobiante politización, entendido el concepto en su versión menos noble, pues la condición institucional de unos y otros se acabó supeditando a la respectiva estrategia de partido. En ese sentido, unos ganan y otros pierden.

El que más pierde es el PSOE porque se queda sin la foto que esperaba presentar como prueba de que no está solo en la lucha contra la crisis económica. Si buscaba cómplices para disfrazar sus errores en política económica, le salió mal. Y ya se sabe que cualquier contrariedad del PSOE es buena para el PP. El desencuentro en la Conferencia de Presidentes le permite seguir manejando los datos de la crisis económica como su principal resorte político para echar a Zapatero de la Moncloa.

El planteamiento es perverso pero no hay otro. Y se sabía desde que, en vísperas de la Conferencia, los presidentes se reunieron previamente en las sedes de sus respectivos partidos para llegar a la reunión con la estrategia pactada. En los intentos del lunes pasado por conseguir una sintonía Gobierno-Comunidades Autónomas para afrontar conjuntamente las consecuencias de la crisis económica era imposible ignorar el foso abierto entre el partido que gobierna y el que aspira a gobernar. Hasta el punto de que, insisto, los intereses de partido se comieron el formato institucional de la Conferencia.

Y en el medio, el pueblo soberano. Una inmensa mayoría de ciudadanos que lamentan la bajísima calidad de una clase política incapaz de ponerse de acuerdo no ya en un plan para salir de la crisis sino en la mera expresión escrita de voluntad compartida de salir de la crisis. Al final era de lo que se trataba. De dar salida a un documento necesariamente genérico que expresara la voluntad de trabajo conjunto y trasladara un mensaje de confianza a la ciudadanía. No hubo forma. Prefieren seguir chapoteando en un debate partidista cada vez más barato, una reyerta permanente cada vez más bronca.

En realidad se veía venir. Esta es la crónica de un fracaso anunciado. Por desgracia, porque no es presentable la falta de colaboración del Gobierno con unas administraciones autonómicas que gestionan el 40 por ciento de los recursos públicos y, entre otras cosas, ejercen en exclusiva las competencias en materia de políticas activas de empleo. Por tanto, la política de las distintas comunidades autónomas es clave en la lucha contra el déficit público y el desempleo, los dos agujeros negros de la economía nacional.

A la vista de los antecedentes, tal vez no debió convocarse la Conferencia. Por innecesaria, inútil, poco creíble, redundante y tardía. Al menos en lo que se refiere a la estrategia oficial contra la crisis económicas.

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