Publicado 23/12/2025 08:01

Antonio Casado.- Sánchez se lo buscó

MADRID 23 Dic. (OTR/PRESS) -

Pedro Sánchez se lo buscó, digo. Por aceptar la apuesta en clave nacional desde el principio. El candidato era suyo y el presidente del Gobierno de la nación se volcó en la campaña.

Los propios votantes lo vieron así. Basta fijarse en el paupérrimo resultado de la única opción regionalista en liza. Apenas 4.000 votos en un territorio con graves problemas de paro, infraestructuras, despoblación y falta de oportunidades para las nuevas generaciones.

Mal favor le hizo Sánchez a la marca. Imposible disociarlo del escándalo de su hermano que ambos, el candidato Gallardo y el número uno de la política nacional, llevaban en la mochila. Todo ello en pleno vendaval por corrupción de cercanías, machismo e incipientes tensiones internas de reposicionamiento ante el hundimiento del PSOE.

El resultado no podía ser otro: como variante tóxica del PSOE, el sanchismo se desploma en un territorio de izquierdas de toda la vida y anticipa un fin de ciclo a escala nacional.

Extremadura por sí sola no mata a Sánchez. Pero ejerce como telonera de su caída. Por eso hay también hay que sobrevolar el alcance regional de los resultados:

El PP ganó, sin lograr el objetivo perseguido en su apremiante llamada a las urnas: alcanzar la mayoría absoluta para no necesitar a Vox en la gobernación de la comunidad. Intento fallido. La ultraderecha vuelve a ser el árbitro de la legislatura.

En el plano territorial estamos donde estábamos antes de la llamada a las urnas. Con un matiz: en junio de 2023 hubo empate a 28 escaños entre el PP y el PSOE. Pero en las elecciones del domingo la victoria del PP ha sido arrolladora (90.000 votos y 11 escaños más).

El subidón de Vox es la parte agria de la victoria indiscutible del PP. La parte dulce: el recuento del domingo en Extremadura cursa como el primero de cuatro aldabonazos diseñados por Feijóo para pregonar un fin de ciclo a escala nacional (Aragón, Castilla y León y Andalucía vienen ahora). La cancelación del sanchismo está cada vez más cerca, lo cual es motivo suficiente de celebración en las filas de un PP confirmado como alternativa creíble a la Moncloa.

Lo demás es muy relativo. Cómo hablar de que el verdadero triunfador de las elecciones extremeñas ha sido Vox. No comparto esa falacia si me atengo a la aritmética de las urnas. Puede verse a Vox como el condicionante de la gobernación de un millón de habitantes en un país de 50 millones, pero no tiene sentido presentarlo como el ganador de la noche cuando se ha quedado a 46.00 votos de un PSOE desahuciado (el peor resultado de su historia en Extremadura) y cuando el PP casi le triplica en votos ¿O es que estamos todos locos?

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