MADRID 12 Dic. (OTR/PRESS) -
Al proceso de Zapatero con ETA le sobran consejeros y asesores propios, advenedizos, mediopensionistas y foráneos, y le falta lo único imprescindible que no es otra cosa que la voluntad clara y rotunda de los terroristas de entregar las armas y aceptar las reglas del juego democrático. El camino emprendido por Zapatero para encontrarse con ETA fue equivocado y prueba de ello es que según una encuesta elaborada por el gobierno de Ibarretxe, hay mas vascos que piensan que el estancamiento y crisis del "proceso" es por culpa del Gobierno que no mueve ficha, que de la ilegal Batasuna por no condenar la violencia. Los encuestados no parece que consideren prioritario que la formación pro etarra haga una declaración de rechazo al terrorismo y sí que el Ejecutivo de Zapatero vaya dando pasos. ETA y su brazo político, mientras tanto, sin necesidad de renunciar a ninguno de sus postulados, incluidos los criminales, aguarda sin desgastarse en términos de opinión pública vasca. A ello ha contribuido, sin duda, la estrategia de Zapatero y del PSOE , excesivamente condescendientes con Otegui y compañía, y la irrupción de colectivos, tipo Ecologistas en Acción, y sujetos como el "surafricano batasuno" Brian Currin, que con el pretexto de servir al "proceso" en calidad de impulsores del mismo o de mediadores, terminan sospechosamente oxigenando a ETA y a Batasuna.
Hasta Ecologistas en Acción, con la excusa de que su actividad está centrada en la "ecología social y por tanto implicada con toda la realidad social", ha considerado que no podía soslayar el conflicto vasco y ha tomado partido, qué casualidad, igual que el tal Currin, a favor de que la justicia se declare en tregua con el entorno etarra y de que el Gobierno haga concesiones políticas a ETA para que ésta abandone las armas. A los alegres y combativos "ecologistas de salón", como a Currin, no les importa que su buenista e interesada petición choque frontalmente con las reglas de la democracia, con el Estado de Derecho y con unas víctimas, cada día que pasa, más alarmadas por el olvido y marginación a donde algunos quieren conducirlas, con tal de que sus verdugos nos perdonen la vida a los demás. Quienes hemos nacido entre ríos y pinares y presumimos de serranía llevamos íntimamente prendido el sentimiento conservacionista y de protección del medio ambiente, sin necesidad de que ninguna asociación de ecologistas nos lo recuerde y menos desde posiciones contaminadas por un acusado sectarismo político. Hago esta declaración de principios por que si antes, Ecologistas en Acción, no me merecía crédito alguno, ahora mucho menos.
Antonio Jiménez.