MADRID 27 Abr. (OTR/PRESS) -
He pasado un rato bueno, con ocasión de la toma de posesión de mi amigo el Teniente Coronel José Félix García Robledo de la Comandancia de Guadalajara, con los guardias civiles. Relajados por una vez y sin que sirva de precedente, acabada la ceremonia pude hablar con ochos de ellos desde generales y jefes hasta guardias rasos recién ingresados en el cuerpo. Y tras compartir ese buen rato acaba uno con la sensación de que algo les debemos a esa gente, más allá del cabreo aquel del día que nos cascaron una multa.
Decir esto como creer en la Constitución ya se que es hacerme convicto de "facha" pero habrá que afrontar las consecuencia de cantar la verdad de que tenemos un Cuerpo que nos garantiza seguridad y hoy también, que énfasis ponían en ello, libertad y derechos. La Guardia Civil, incidentes penosos como el de Tejero aparte, ha sabido adaptarse al nuevo periodo democrático con inusual rapidez pero, y creo que esto es aún más importante, con un grado de convencimiento de toda la institución que lo convierte en un caso ejemplar. Un guardia será un guardia toda la vida y con cualquier Régimen pero que duda cabe que supieron ver de inmediato donde esta su sitio en el Estado de Derecho. Y hoy ahí esta su hoja de servicios a la democracia donde la sangre derramada y los éxitos en su lucha contra el terrorismo son la mejor de las medallas de que pueden enorgullecerse.
Así que con ellos estuve, disfrute de su compañía y sentí como agradecen el que simplemente se reconozca su trabajo y su labor. No se suele hacer habitualmente y por ello me he animado a dejarlo por escrito. Y si, para que ya el sambenito caiga sobre mí de manera total. Yo también grite un viva la Guardia Civil al acabar el acto.