Actualizado 18/11/2006 01:00

Carlos Carnicero.- Reflexiones de Bush en Vietnam

MADRID 18 Nov. (OTR/PRESS) -

George W. Bush es una persona sumamente elemental en sus manifestaciones y en sus pensamientos. Construye frases simples con ideas primitivas; probablemente es la única forma en que sabe y puede comunicarse. Habla de "buenos y malos" para referirse a los problemas de política exterior. Utiliza el miedo como instrumento para convocar adhesión porque las gentes más influenciables por los temores, generalmente tienen procesos mentales sencillos. Bush ofrece protección que es un sentimiento que se maneja como la fe religiosa porque está vinculado a la confianza.

Ahora, en una visita a Vietnam, el presidente norteamericano ha dicho que la primera lección que debe extraerse de aquella desoladora y terrible guerra es que no debieron irse. A la vista de cómo sucedieron las cosas, es significativo que no haya dicho que lo que nunca debieron hacer es empezar a combatir en Vietnam porque, probablemente, después de los miles de toneladas de bombas que arrojaron y los millones de vietnamitas que murieron, la única alternativa que había a la retirada era la destrucción nuclear. Todo para referirse a la situación de Irak. George W. Bush quiere que los estadounidenses se conformen con continuar una guerra que no pueden ganar. Se abstiene de emitir el juicio que dicta la razón "esa guerra nunca debió iniciarse". Ahora la solución es casi imposible porque el ejército norteamericano no se debiera quedar y tiene muy difícil marcharse. Quizá debiera George W. Bush analizar rigurosamente toda su estrategia equivocada para combatir el terrorismo. El primer estadio, sin duda, debiera ser segar la hierba que permite crecer a los fundamentalistas.

Tony Blair intenta disociarse de la catástrofe política de Bush a la que con tanta eficiencia colaboró. Ha propuesto incorporar a Siria e Irán en la solución de ese inmenso conflicto en que se ha constituido Oriente. Si se engarza la propuesta de Blair con la del presidente Zapatero de promover la negociación entre Israel y Palestina, tal vez se pudiera ordenar el puzzle de forma que la solución fuera global. Suena a magia pero es posible solo con la condición de que el poderos lobby judío, que somete la política de demócratas y republicanos, se a apartado un poco del tablero. Alguna vez tendrá que suceder y no parece que este sea un mal momento.

Carlos Carnicero.

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