La sinceridad de Otegi
MADRID, 12 Nov. (OTR/PRESS) -
Batasuna se está encargando de confirmar la idea de que no han entendido nada de lo que pueden conseguir en esta negociación. Las palabras de Arnaldo Otegi son reveladoras. Ofrece terminar con la Kale Borroka a cambio de paralizar la Justicia. Piensa que en el universo del Estado de Derecho la separación de poderes es un adorno litúrgico que se puede disolver por un deseo político o por una necesidad.
Este asunto debe ser observado con la tranquilidad de quien no se juega nada sustantivo. La democracia no depende de esta negociación porque tiene formas alternativas de acabar con ETA. El problema lo tiene ETA no el Estado de Derecho. Se confirma que ETA no quiere terminar con la violencia; sencillamente no se resigna a admitir que no es posible ejercerla en el mundo que se ha configurado después de los atentados de Nueva York y Madrid. Dice que quiere dejar las armas pero no se acepta una rendición digna sino que quiere sacar provecho. Y eso, sencillamente, no es posible.
La opinión pública tiene que estar preparada sicológicamente para que el 'alto el fuego' se interrumpa de forma dramática. Los sucesos de Bilbao son una demostración clara de que su pulso será persistente y en la medida que el Gobierno no ceda a las presiones, las formas de agresión irán creciendo hasta que 'se les vaya la mano' como estuvo apunto de ocurrir en Bilbao. El tiempo puede hacer olvidar que esta organización terrorista acaba de robar un arsenal de pistolas y municiones. Un hecho grave que el presidente del Gobierno juzgó diciendo que "en caso de comprobarse que ETA era el autor del robo tendría conclusiones graves". Ignoro si José Luis Rodríguez Zapatero ha conseguido acreditar la autoría de este delito por lo que espero que en el momento que lo haya hecho nos comunique las consecuencias que tiene.
El Gobierno debiera tener la confianza de que si se llega a demostrar que este intento de negociación no es posible en los término en los que acordó el Congreso de los Diputados la ciudadanía respaldará sus posiciones de firmeza. Nadie puede sentirse culpable de intentar acortar el camino de la paz. Pero nadie tiene derecho a conseguirla por encima de la voluntad del Parlamento.
Carlos Carnicero