MADRID 17 Sep. (OTR/PRESS) -
El Ibex 35 ha perdido la referencia de los 14.000 puntos y la volatilidad ha hecho presa del mercado. Los pronósticos son arriesgados y de hecho hay varias sociedades -algunas cajas de ahorros- a la espera de acontecimientos para sacar a bolsa sus participaciones industriales. Los problemas de liquidez derivados de la crisis de la 'subprime' en Estados Unidos ha volado hasta Europa y el viernes se destapó la caja de los truenos al necesitar ayuda de emergencia una de las entidades británicas más activas en hipotecas. En España no hay que temer una crisis de solvencia de los bancos, pero es obvio que si falta crédito empresas y familias habrán de retrasar sus necesidades de financiación. Nuestro país ha financiado el crecimiento económico con fondos del exterior dado el escaso ahorro. Parece razonable pensar que las dificultades van a aparecer, diga lo que diga el Gobierno. Lo que ya es un hecho es que muchas entidades financieras están mirando con lupa la concesión de dinero fresco.
Otra de las cosas que ya están pasando es que como consecuencia de la caída de la bolsa y de las expectativas sobre la evolución al alza de los tipos de interés, los fondos de inversión están sufriendo y el dinero se está refugiando en la renta fija y en la deuda pública. Ya hay anuncios de depósitos al 5 por ciento. Por tanto, esta fuente de ingresos para muchas familias españolas, las ganancias de sus fondos, están en declive y el consumo sufrirá nuevas caídas poniéndo aún más en cuestión el modelo de crecimiento: construcción-consumo.
El martes se reúne la Reserva Federal, de su decisión se deducirá la gravedad de la crisis de las hipotecas, el petróleo sigue en máximos y el euro superó los 1,39 dólares. El futuro inmediato es pues incierto, aún cuando la economía norteamericana ofreció en los últimos días algunos datos positivos que alentaron una cierta recuperación de los índices estadounidenses. Un panorama muy distinto al de nuestro país para quien servicios de estudios tan prestigiosos como el del BBVA han puesto blanco sobre negro que el PIB no crecerá el año que viene más del 2,8 por ciento, cinco décimas menos de la previsión del Gobierno que ya es bastante menor que el crecimiento de este año. El ajuste está ahí y puede ser largo y doloroso. Ocultarlo o minimizarlo no conduce a nada. Prepararse para lo peor sería lo más sensato.
Carmen Tomás