MADRID 14 Nov. (OTR/PRESS) -
La bolsa española se dejaba esta semana un 2 por ciento en un camino más de vino que de rosas. Los grandes castigados fueron en general los bancos. Los nuevos rumores de rescates de países, los más torpes y lentos en su camino hacia la reducción del déficit público, ha lastrado los ya de por si escasos mensajes de tranquilidad. Irlanda tenía puesto incluso su precio, aunque lógicamente sus autoridades se han afanado en desmentirlo y en asegurar que tiene financiación asegurada hasta junio. España también tiene su precio para esquivar la quiebra. El Wall Street Journal lo cifraba hace unos días en algo más de 300.000 millones de dólares. Los mercados lo descontaron inmediatamente y las primas de riesgo de impago se han disparado y los diferenciales con el bono alemán han vuelto a registros insoportables. Portugal tuvo que pagar la semana pasada casi un 7 por ciento por sus emisiones.
A lo largo de la semana, los bancos han sido duramente castigados y el viernes sus alzas no fueron suficientes. El IBEX cerró la semana por debajo de los 10.230 puntos y pudo ser peor si los inversores no hubieran entrado en bancos a la vista de los bajos precios en que habían quedado tras varios duros golpes. Habrá que ver la reacción la semana que viene tras la decepción que los países más poderosos del mundo dejaron a su paso por Seúl. Nada concreto. Un cúmulo de vaguedades. El acuerdo fue de mínimos. Los más grandes quieren seguir utilizando a su libre albedrío sus monedas para ganar competitividad y reducir los desequilibrios de sus balanzas corrientes. Que cada palo aguante su vela.
No hay que olvidar además que los mercados tendrán presente los últimos datos de Eurostat sobre crecimiento en la zona euro, donde se aprecia una ralentización que afecta a todos por la marcha atrás de la economía alemana, que aún así sigue creciendo y que presenta una tasa de paro de apenas el 6,7 por ciento. En fin, demasiadas incertidumbres para observar los mercados sin dudas. Si no hay acuerdos y cada uno va a lo suyo, la recuperación será más lenta y menos generalizada. Así que paciencia porque las bolsas pueden seguir cayendo y quizás dentro de un tiempo, llegue la hora de entrar comprando barato y con la intención de esperar, sin prisas, a que vengan tiempos mejores.