Actualizado 27/11/2018 08:01

Fermín Bocos.- Nunca nos devolverán Gibraltar

MADRID, 27 Nov. (OTR/PRESS) -

Nuestros políticos son un caso aparte. Sí de ellos dependiera discreparían hasta de la ley de la gravedad. La última polémica es a cuenta de cómo repercutirá el Brexit en las relaciones con Gibraltar. La duda reside en discernir sí la Gran Bretaña se ha vuelto a burlar o no de España a cuenta del Peñón. Para Pedro Sánchez, ha sido todo un éxito la operación llevada a cabo por la diplomacia española ante la Unión Europea tratando de corregir un despiste propio anterior. Se habían dejado colar cambios en un artículo del tratado de salida de la Unión que dejaba claro que España tenía voz prioritaria en cualquier asunto relacionado con Gibraltar. Semejante precisión desapareció del tratado que finalmente ha sido aprobado. Al constatar que en la mejor tradición de su política exterior, Londres nos la había vuelto a clavar, la diplomacia española a uña de caballo y con Pedro Sánchez amenazando desde Cuba con vetar (lo que no estaba en su mano) la firma el tratado, ha podido conseguir tres documentos en los que desde el Consejo, la Presidencia de la UE y el embajador del Reino Unido ante Bruselas se reconoce a España como interlocutora de Gran Bretaña en los asuntos concernientes a Gibraltar. Se han limitado daños, pero España aspiraba a conseguir la cosoberanía y en ése registro se ha retrocedido. Y ahí es dónde se ha montado el Belén. Lo que Pedro Sánchez ha presentado como un triunfo diplomático de España para la oposición por boca de Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Ciudadanos) es un fracaso sin paliativos.

Ante posiciones tan antagónicas, ¿Qué puede pensar Juan Español? Pues que estamos ante un asunto hinchado artificialmente por unos y por otros a sabiendas de que con Brexit o sin Brexit, Gran Bretaña nunca va a soltar Gibraltar. No lo hizo cuando formaba parte de la UE ni tiene la menor intención de modificar su estatus ahora que se están marchando. Es verdad que Gibraltar es la última colonia en territorio europeo pero sobre todo es la principal base militar y de escuchas a través de la cual Londres (y sus aliados norteamericanos) controlan el punto más estratégico del Mediterráneo. Esa es la cuestión de fondo. Sin olvidar, la condición de paraíso fiscal en el que nadan no pocos tiburones españoles. Todo lo demás, es postureo, teatro de políticos que incluye los patéticos esfuerzos de los unos para vendernos sus proezas y los de los otros señalando fracasos ajenos. Por desgracia, Gibraltar tardará en volverá a ser español.