Actualizado 13/12/2006 01:00

Fernando Jáuregui.- Fidel, ¿primer pretexto para seguir con las dos españas?

MADRID 13 Dic. (OTR/PRESS) -

La verdad es que los españoles no perdemos oportunidad para el enfrentamiento, como decía Unamuno: nos dividimos entre dos toreros, dos poetas, dos políticos, dos cantantes de moda o dos tonadilleras. O dos ideas de España, que es peor. La muerte de Pinochet también ha servido de pretexto para mostrar los abismos sociales en la vieja España: así, la situación social en Chile, tras la muerte de Pinochet, ha valido de argumento, cuando no de excusa, para defender los intereses políticos de algunos sectores, contrarios a la Ley de la Memoria Histórica. Hemos podido leer en la prensa algún artículo defendiendo la idea de que, al igual que Chile es un país dividido entre los detractores del ex general genocida y sus defensores, en España esta ley, bastante torpe por cierto, que trata de restablecer la memoria de las víctimas del franquismo puede dividir, está enfrentando ya, a la sociedad española.

Y así, con este nuevo ejemplo de falta de unidad, uno más, está a punto de acabar 2006, año nefasto en muchos aspectos: finaliza el año con una seria quiebra en la sociedad española, una quiebra no sólo propiciada por una clase política incapaz de llegar a acuerdos, sino también por algunos medios, que echan continua leña al fuego.

Pero si la muerte de Pinochet ha sido ahora --como ayer la de Franco-- un revulsivo, uno más, para remover viejos enfrentamientos y heridas que deberían haberse superado, nos espera en un futuro, dicen que bastante cercano, el 'test' cubano. Me refiero, claro, a la muerte de Fidel Castro. La desaparición del 'comandante Fidel', tan deseada (y anunciada antes de tiempo por los opositores cubanos desde su exilio en Miami), va a ser un termómetro para saber hasta dónde llega la madurez de la sociedad civil española y latinoamericana. No hace falta ser adivino para presuponer que la muerte de Castro, que será quizá una de las primeras noticias 'de impacto' de 2007, va a provocar reacciones estridentes, tanto en la derecha como en la izquierda españolas.

Hay iniciativas de mérito, como la del Partido Popular, que ha propuesto en el Congreso pactar una declaración institucional del Parlamento español cuando Fidel desaparezca (loable idea si realmente la apuesta fuese sincera. Loable, pero rechazada hasta el momento por los demás grupos). Es dudoso que pudiesen paliar este nuevo foco de crispación y enfrentamiento. Casi da igual, porque habrá, no se preocupen, otros muchos motivos, porque temas, en este año que se nos echa encima, cargado de retos, aprensiones y esperanzas, no han de faltar. No, temo que no será 2007 el primer año en el que dejemos enterrada la idea machadiana de las dos españas.

Fernando Jáuregui

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