Actualizado 27/10/2006 02:00

Mas o Montilla, he ahí el dilema.- Fernando Jáuregui

MADRID 27 Oct. (OTR/PRESS) -

Si yo fuera catalán, y mi dilema fuese elegir entre Mas o Montilla, palabra de honor que me quedaría en casa o me iría a la montaña -el tiempo ya no está para playas-. Ubicado como estoy en Madrid, mis dilemas se llaman Aguirre o Simancas, o bien, para el Ayuntamiento Gallardón o Miguel Sebastián. Dobles parejas: lo nuevo no mejora a lo viejo, que tampoco es gran cosa. Claro que lo de la ciudad de Sevilla es peor. ¿O hablamos de Castilla-La Mancha, o de...?

No me interpreten mal: hace años que no creo que la política la encarnen solamente las personas. Pero sí la encarnan 'algo' las personas. Y no queda más remedio que admitir que las cualidades y calidades en lo personal se han reducido sintomáticamente. De aquella primera Legislatura de 1977 -treinta años ya- mejor ni hablamos, y mucho menos comparamos.

Ya se ve, ya, que lo mejor de cada casa se queda en el terreno de la defensa de los intereses privados, mientras que en el interior la lucha consiste en situarse mejor que el otro para salir elegido. Pero es como la cena de los idiotas: todos se ríen de todos. Solamente se alían para impedir que entre savia nueva, aire fresco. Quizá por eso jamás abren las ventanas. Un día percibián que la gente ya no va a los mítines, que no consulta la página en Internet -tan encorsetada_del candidato de turno, que los ciudadanos ya no atienden 'al mensaje'. Y entonces, ¿qué?

Velad, porque no sabéis ni el día ni la hora (que, por cierto, se acerca).

Fernando Jáuregui.

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