Publicado 17/11/2025 08:00

Francisco Muro de Iscar.- Cuando los políticos se disfrazan

MADRID 17 Nov. (OTR/PRESS) -

Nos disfrazamos todos. Y no sólo en Halloween, otra que nos han metido los americanos, o en el Carnaval. Nos disfrazamos todos los días. Para dar pena o para no darla, para que no se nos conozca como somos de verdad, para disimular nuestros miedos o nuestra ambición. Chesterton decía que "a algunos hombres los disfraces no los disfrazan, los revelan. Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro". No siempre es así, y menos cuando hablamos de los políticos. Cuando uno se disfraza todos los días, como hace el presidente del Gobierno que tenemos, con una chupa, maquillaje para parecer demacrado, trajes a medida y encierros en La Moncloa, acaba siendo una caricatura de sí mismo. Prefiere estar en TikTok en lugar de estar en el Parlamento o en la calle. Tan acostumbrado a disfrazarse para los demás, acaba disfrazándose para sí mismo. Casi siempre los disfraces son falsos, buscan engañar a los que les votan, parecer lo que no son, presentarse como los salvadores cuando lo que buscan, en muchos casos, es gobernar nuestras conciencias, decir lo que tenemos que hacer, permitir la corrupción y usar a la ciudadanía para sus intereses políticos o personales.

En estos tiempos se disfraza la verdad con los bulos programados, las medias verdades o las mentiras, también programadas, que muchos se tragan como la píldora del día después. Se disfraza la democracia y cuando eso sucede muchos vuelven los ojos a lo que aparentemente da seguridad aunque reste libertad, sin darse cuenta de que en esos casos siempre acaba perdiendo la libertad de todos y siempre hay quienes utilizan ese miedo para su beneficio. Nunca la dictadura es mejor que la democracia, aunque ésta se pervierta intencionadamente. Se disfraza la verdad, incluso cuando uno es fiscal general del Estado y asegura que "la verdad no se filtra, la verdad se defiende". Nunca como él lo ha hecho auto convirtiéndose en falsa víctima, nunca revelando datos de un particular para hacer daño a la rival política de quien le puso allí. Como decía Voltaire, "hay quienes sólo utilizan las palabras para disfrazar sus pensamientos".

Se disfrazan el partido independentista de extrema derecha, cómplice y sustento de gobiernos de izquierdas para que no se vean sus costuras rotas y su ánimo de romper la unidad. Se disfrazan los que aplaudieron o participaron en el exterminio de sus vecinos, obligándolos al exilio o acabando con ellos para que no se vea su indignidad intrínseca. Se disfraza el socialismo y se pervierte.

El disfraz es una política vieja que muchas veces nace de la ira, del rencor o del resentimiento y que siempre esconde la verdad. Es tan vieja esta práctica que ya hace cuatrocientos años Saavedra Fajardo escribía que "todo el estudio de la polìtica se emplea en cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad, disimulando el engaño y disfrazando los designios". No han inventado nada, pero lo practican con descaro...

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