MADRID 8 Mar. (OTR/PRESS) -
Espero que se me disculpe la inmodestia. Me considero un ciudadano de bien, normal y sensato, demócrata, decente, que cree que la dignidad, la ética y la moral son valores que deben regir la vida de cada individuo y formar parte de las reglas del juego básicas sin las que la convivencia ciudadana se hace imposible. También creo que el etarra Iñaki de Juana Chaos es un ser deleznable y sanguinario. Entro, pues, en el perfil de idoneidad que Mariano Rajoy ha trazado para convocar a los ciudadanos a la manifestación del próximo día 10 de marzo. Sin embargo, no me siento concernido, no saldré a la calle, y sólo deseo que nadie ponga en duda mi bonhomía por la decisión tomada en este país en el que el matiz ya no encuentra espacio. O conmigo o contra mí.
Aprovecharé el fin de semana para leer el panfleto infumable del etarra De Juana, titulado Días, en el que, entre otras cosas, llamaba a los jóvenes vascos a "recoger el testigo" del sanguinario Esteban Esteban Nieto; apología del terrorismo que le mereció recortar su condena en un año, un beneficio penitenciario, ese sí, que suscribieron quienes ahora se muestran indignados por la prisión atenuada de este individuo y nos convocan para protestar contra ella. O no lo leyeron o no les importó.
Mientras escribo este artículo oigo el vocerío de los senadores del Partido Popular acallando los argumentos desgranados por el presidente del Gobierno. Después nos quejaremos de la mala educación de nuestros hijos Intenta explicar el presidente que la prisión atenuada de Iñaki de Juana Chaos no es un beneficio penitenciario, que es una medida legal, avalada por el juez de vigilancia penitenciaria, que es quien tiene la misión de controlar las decisiones adoptadas por Instituciones Penitenciarias. Se esfuerza en recordar que la nueva fórmula de prisión atenúa la corta condena que le queda por cumplir, que no es la de los 25 asesinatos, sino la de los dos artículos en los que vertía amenazas "no terroristas", según la sentencia definitiva. Pero todo es inútil. La decisión está tomada. En materia antiterrorista, como en el cerdo, todo se aprovecha. Y al Gobierno, ni agua.
Quedo a la espera de que alguien me convoque contra ETA, como en otros tiempos. Incluso iría a una en la que se recuerde a Batasuna cuál es el camino de retorno a la normalidad democrática. También volvería a la calle para protestar contra la guerra sucia de Irak, que cada día genera más víctimas que las que se cobró el individuo que nos ocupa en su eficaz carrera criminal. Incluso un día desempolvaré del cajón el lazo azul, pero cuando me lo pida quien lo imaginó como símbolo de unidad y de concordia frente al fanatismo terrorista, nunca para escenificar la infame brecha abierta entre los demócratas, tan demoledora como las bombas de ETA.
Isaías Lafuente.