MADRID 12 Mar. (OTR/PRESS) -
Los dos grandes partidos políticos españoles, los únicos que de momento tienen opciones reales de gobernar el país, están cometiendo graves errores que amenazan la estabilidad, sin que se vislumbre el final del túnel que muchos ya sitúan en unas elecciones que -ojalá- limpien y oxigenen este mal ambiente. Un buen latigazo lo ha dado por cierto Ángeles Torrejón, una de las víctimas del 11-M, quien escribe en El Periódico de Catalunya: "Hay una entramado político viviendo a costa de mi dolor".
El gran error del PP, traumatizado tras su derrota en las elecciones del 14-M, es sembrar la semilla de la división en una sociedad española que, por fortuna, es más sensata que su clase política. Dirigentes del partido de Mariano Rajoy han contribuido a romper la unidad contra el terrorismo, enfrentándose a todas las demás fuerzas políticas, incluidas las que ideológicamente les son afines, y ahora se asoman a un reto electoral que apuesta por el 'o todo o nada', muy pasional pero seguramente poco apropiado para su candidato, que puede caer en el intento, mientras otros esperan su oportunidad.
Pero el PP no está solo. El PSOE, desde el Gobierno, se ha embarcado en un anhelado proceso de reformas institucionales sin hoja de ruta, que si algo ha desencadenado es un lío impresionante. Y no sólo eso: algo parecido -o incluso peor- está haciendo con el proceso de paz, donde nadie sabe qué quiere hacer realmente Rodríguez Zapatero. El presidente ni siquiera ha secundado las buenas maneras de su ministro Pedro Solbes, que por suerte para todos sigue controlando la economía, pero que ya no es capaz de evitar los desmanes de ZP en operaciones como la de Endesa. De la política exterior, mejor ya no hablar....
JOSÉ LUIS GÓMEZ