Publicado 13/11/2018 08:00

Escaño cero.- El corazón de la justicia

MADRID, 13 Nov. (OTR/PRESS) -

El método de elección del Consejo General del Poder Judicial debería de haberse modificado por aquello de que la mujer de César no solo debe de ser honrada sino parecerlo.

Lo cierto es que el órgano de gestión de la judicatura se va a volver a renovar con las mismas reglas de juego, es decir los partidos políticos se han puesto de acuerdo para decidir quien va a formar parte del nuevo Consejo General del Poder Judicial. Naturalmente los elegidos tendrán que ser refrendados por el Parlamento.

En mi opinión el problema quizá no está tanto en el método sino en el comportamiento posterior de los elegidos que en la mayor parte de los casos es de "correa de transmisión" del partido que les ha propuesto. Es decir renuncian a ser realmente independientes.

El caso es que el Consejo General del Poder Judicial está a punto de ser renovado y por tanto su actual Presidente, Carlos Lesmes sustituido. Ciertamente Lesmes no se va a ir por la puerta grande y no sólo porque su gestión al frente del Consejo haya sido controvertida y contestada por una parte importante de la magistratura sino porque el lío organizado en la Sala III a causa de quién debe de pagar el impuesto por las hipotecas.

A Lesmes se le reprocha que no haya sabido apagar el incendio provocado por una sección de la Sala III del Tribunal Supremo al cambiar alguno de sus magistrados el criterio que se venía dando hasta ahora es decir que de pagar los consumidores pagaran los bancos. También se le ha vuelto en su contra su empeño en el nombramiento del Presidente de la Sala III, Luis Diaz Picazo, un jurista de prestigio pero sin experiencia como magistrado y cuya manera de dirigir la Sala III del Alto Tribunal también ha recibido criticas a lo largo de estos últimos años.

El caso es que a cuenta de la controvertida actuación de la Sala III el alto Tribunal ha quedado en entredicho sobre todo porque hay intereses políticos concretos en desprestigiar al Supremo que es uno de los pilares de nuestro sistema.

No olvidemos que el juicio a los políticos del "proces" está en ciernes y que hay muchos intereses precisamente para cuestionar cualquier decisión del Tribunal Supremo.

Si a eso añadimos la insensatez del Presidente de Gobierno saliendo en plan "superman" recomendando al Supremo que haga autocrítica, entonces nos encontramos con la tormenta perfecta.

Eso sí, al señor Sánchez se le olvida que fue un gobierno socialista quién decidió que fueran los consumidores los que debían de pagar ese impuesto y se le olvida también que hace unos meses él mismo voto en el Parlamento contra su supresión. Porque el quid de la cuestión es que ese impuesto no debería de existir pero el nuestro es un Estado voraz en cuanto a formulas recaudatorias.

Naturalmente que las decisiones judiciales pueden ser objeto de criticas, faltaría más, el problema es cuando esas críticas, depende de cómo se hagan desde el poder político adquieren un tinte de desautorización de la Justicia.

Pero volviendo a la renovación del Consejo General del Poder Judicial es imprescindible que los partidos, ya que no han modificado el método de elección, por lo menos no den la impresión de que están intercambiando cromos chocando a sus afines, sino que de verdad presenten como candidatos a juristas de reconocido prestigio y no de reconocida afiliación política.

Si en un Estado la separación de poderes no es absolutamente clara y meridiana es que algo falla. Y eso es precisamente lo que está sucediendo en nuestro país donde en los últimos tiempos a la Justicia se la está manoseando y poniendo en la picota lo que va en detrimento de la calidad de nuestra democracia.

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