Publicado 18/11/2020 08:00

Julia Navarro.- Dolor y rabia

MADRID, 18 Nov. (OTR/PRESS) -

No sé si el Presidente Sánchez y su Gobierno esperaban la reacción dolida e indignada de buena parte de la sociedad española ante su pacto con Bildu, pero lo cierto es que al hacerlo han cruzado una línea roja.

El debate está en la calle con esta pregunta: ¿Tenía Pedro Sánchez otras opciones que no fuera Bildu para que el Parlamento diera luz verde a sus Presupuestos Generales del Estado?. La respuesta es obvia: Sí, podría haber negociado de verdad y sin engaños con Ciudadanos e incluso con el PP.

Respecto a por qué no lo ha hecho es igual de obvio: porque su socio en el Gobierno, Podemos, a través de Pablo Iglesias, lo tienen claro: el Gobierno se sostiene con la mayoría de la moción de censura que hizo Presidente a Sánchez, con el añadido de Bildu.

Es difícil, muy difícil que la sociedad española comprenda que el Gobierno haya preferido los cinco votos de Bildu en vez de los 10 de Ciudadanos para sacar adelante los Presupuestos.

Llegados a este punto, cabe preguntarse si Bildu es un partido más y la respuesta es igual de obvia: No, aún no lo es.

Aún así no está de más echar la vista atrás recordando que en 1987 se firmó por todos, insisto en TODOS, el llamado Pacto de Madrid, en el que en el punto cuarto se pedía a ETA que dejara de matar y aceptara las vías del sistema democrático. Podríamos decir que algún paso se ha dado, puesto que los herederos de la banda están hoy en el Parlamento, que es donde los partidos democráticos les pedían que estuvieran, defendiendo sus posiciones en el marco de las instituciones.

Pero la realidad es otra. Por no ir más lejos, hace unos días uno de los dirigentes de Bildu, Arkaitz Rodríguez, dejaba dicho en el Parlamento vasco que su grupo lo que quiere es destruir el Estado. Esto hace que EH Bildu siga sin ser un partido político más. Es decir, utiliza los resortes del Estado de Derecho para intentar destruir el Estado constitucional. Al igual que lo intentan otros partidos independentistas. De ahí que resulten impúdicas las declaraciones del ministro Ábalos defendiendo que Bildu tiene más sentido de Estado que el PP.

Además hay heridas que no han cicatrizado y que no es fácil que cicatricen, me refiero al reguero de sangre y de víctimas mortales de ETA. El sufrimiento causado a la sociedad española durante décadas y por las que los herederos de ETA no sólo no han pedido perdón sino que siguen sin mostrar el más mínimo arrepentimiento. No, Bildu no es un partido más.

Pero eso no le importa a Sánchez y por tanto sus Presupuestos han salido adelante con los votos de Bildu además de los de Esquerra, naturalmente a cambio de concesiones a ambas formaciones políticas.

La realidad es que el Gobierno Sánchez viene prefiriendo las alianzas con los partidos independentistas que no engañan a nadie y pretenden lisa y llanamente la desaparición de España como Estado. A pesar de eso, desde filas socialistas se apuesta porque en las próximas elecciones en Cataluña sea Esquerra quien gobierne con apoyo del PSC. Así están las cosas.

Volviendo al acuerdo del PSOE con Bildu, a pesar de que haya dirigentes socialistas que se han atrevido a alzar la voz no va a pasar nada. Pedro Sánchez los ha puesto de vuelta y media en la reunión mantenida por la comisión ejecutiva, y sus voceros no se cortan murmurando con desprecio sobre los socialistas discrepantes.

Si me apuran, el problema no es siquiera que Bildu haya apoyado los Presupuestos sino la "podemización del Gobierno", el plan de Pablo Iglesias, con el asentimiento de Sánchez, de construir una mayoría con partidos que quieren acabar con nuestro sistema constitucional y por tanto con el actual Estado

En mi opinión, lo peor de todo lo que está pasando es que de manera irresponsable el Presidente Sánchez, con el concurso de sus socios podemitas, están polarizando la sociedad española. El pacto con Bildu ha sido un paso más a los que ya se han dado y se darán. Al tiempo.