MADRID 28 Jul. (OTR/PRESS) -
Se ha ido de repente, discretamente, por más que desde hace tiempo sufría una penosa enfermedad a la que él plantaba cara, ganándole batalla trás batalla. Y sí, ha dejado un enorme vacío entre todos aquellos que le conociamos.
La biografía de Gabriel Cisneros es abultada, la suya fué una vida a caballo entre el periodismo y la política, y en ambas facetas siempre demostrando una enorme lucidez.
Pero quizá de lo que él más orgulloso se sentía era de haber formado parte de la generación de la Transición, de haber contribuido junto a Adolfo Suárez y otros reformistas del régimen anterior, a que España transitara hacía la democracia, y desde luego no ocultaba su satisfacción por haber sido uno de los siete ponentes de la Constitución.
Más allá de las diferencias ideológicas que pudiera mantener ocn unos y otros, el trato de Gaby Cisneros siempre era cordial, amable. Era un hombre de convicciones firmes, inteligente, y siempre dispuesto a escuchar a los demás y sobre todo a tender puentes para el entendimiento.
Gaby Cisneros deja muchos amigos en las filas del PSOE, del PCE, de IU, de CiU y del resto de los grupos de la Cámara, como los deja entre los periodistas que durante años hemos cubierto cuanto sucedía en el Congreso del que él era una figura imprescindible, un referente. En los últimos tiempos le preocupaba que la Constitución fuera reinterpretada al gusto de los partidos nacionalistas e independentistas, y sufría pensando en que aquella obra colectiva que él ayudó a alumbrar terminara diluyéndose.
Gaby Cisneros se ha mantenido activo hasta el último momento,y aún en los momentos más dificiles de su enfermedad se preocupaba por cuanto sucedía en nuestro país porque llevaba la política entrañada en el alma.
Descanse en paz y que la tierra le sea leve.
Julia Navarro.