MADRID 12 Feb. (OTR/PRESS) -
A simple vista, la izquierda aparece despojada de sus viejos adornos y, desde luego, de su atractivo ideológico para la sociedad del siglo XXI. Ya nadie cree en la planificación central o se atreve a decir que es más eficaz que el sistema de libre empresa. Sin embargo, la realidad es que sus ideales, entendidos como una reducción de la esfera de autonomía del individuo y una expansión de la del Estado, gozan de una vigencia práctica casi total y, en gran medida, son compartidas por el grueso de la opinión pública. Marx ha muerto es verdad pero el estatismo colectivista pervive con una intensidad muy considerable y con escasas amenazas. En otras palabras, a pesar de lo que la gente dice, cree y piensa, el mundo del siglo XXI es en gran parte socialista.
En la gran mayoría de los países democráticos occidentales, símbolos del capitalismo, el Estado controla casi la mitad del PIB a través del gasto público y de los impuestos, regula gran parte de la economía, domina de la cuna a la tumba nuestra vida a través de la educación pública, la sanidad estatalizada, las pensiones. Incluso, en los últimos años, ha comenzado también a ocuparse de lo que debemos comer y beber y de impedirnos, cada vez más cosas, entre ellas fumar. Esto significa que la injerencia de los gobiernos en la vida de los ciudadanos es mayor ahora de lo que lo era hace dos décadas, antes de que las revoluciones liberales de Thatcher y de Reagan emprendiesen su cruzada contra el 'Gran Gobierno'.
A comienzos de esta centuria, la izquierda y la derecha comparten una visión muy parecida del papel del Estado, una mezcla de paternalismo y distribución, y que se resume en una: ambos creen que el sector público ha de ocuparse de la vida de los ciudadanos porque ellos no son responsables de sus actos y/o no saben lo que les conviene. Esta es la nueva izquierda que se parece mucho a la vieja en su desprecio a la libertad individual, en su concepción del individuo como un menor de edad. Malos tiempos para el liberalismo. Vivimos un miedo a la libertad que hace a mucha gente renunciar al control de su vida en manos de los gobiernos.
Lorenzo Bernaldo de Quirós