MADRID 15 May. (OTR/PRESS) -
Los sondeos de intención de voto señalan que en las elecciones del día 27 cambiarán pocas cosas en el mapa municipal y autonómico español. Se sabe cuáles serán los lugares donde la batalla será más cerrada, pero los cálculos se refieren no tanto a los votos que cada cual obtenga sino al signo del gobierno después de los pactos probables o posibles allí donde nadie logre la mayoría absoluta. Esto quiere decir que en el horizonte se adivinan ya unas cuantas coaliciones de perdedores que dejarán a la lista más votada en la negrura y la intemperie de la oposición.
La estrategia desarrollada por el PSOE desde el 14 de abril de 2004 de aislar al Partido Popular estába pensada sobre todo para las próximas elecciones generales, pero es evidente que también puede rendir sus frutos ahora, en la medida en que las posibilidades del PP de formar mayorías con otros se reduzcan. Y sabían los socialistas muy bien por qué se opusieron a la propuesta popular de modificar la ley electoral para que en las municipales la alcaldía la obtuviera la lista más votada: los casos en que siendo la primera fuerza se puede perder el poder son más numerosos en el Partido Popular que en el PSOE.
Ahora los sondeos dicen lo que dicen, pero hay que repetir una vez más que se refieren a la hipótesis de que las elecciones fuesen cuando se realizó la encuesta. Desde ese momento hasta las elecciones de verdad se pueden producir cambios, y muy bien puede suceder que esos cambios de orientación del voto sean resultado precisamente de los sondeos y su impacto sobre los votantes. De lo que se concluye que la campaña, lejos de ser un mero trámite, puede acabar siendo decisiva.
Ramón Pi.