Publicado 18/02/2020 08:01

Rafael Torres.- De León a Detroit

MADRID, 18 Feb. (OTR/PRESS) -

Del interior de la España vacía, vaciada, asoman particularmente fantasmagóricas muchas de sus ciudades, de sus capitales de provincia, despojadas de la vitalidad que les confería su rango urbano y catastral, su comercio, sus sedes administrativas, educativas, judiciales, culturales y sanitarias, su industria transformadora, sus transportes y, por la interacción de todo ello, la identidad, el vigor y la cohesión de su vecindario. Una de esas ciudades, León, se precipita velozmente a los infiernos en los que se consume Detroit.

Nada en éste mundo que llaman globalizado, en éstos tiempos, está lejos, y de León a Detroit hay sólo un paso si un milagro político no lo remedia. Así lo consideran los ciudadanos leoneses que por decenas de miles se manifestaron el domingo, y así lo considera Sergio Tomé, del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, que ha publicado un estudio que relaciona de manera tan fundamentada como escalofriante el destino de la ciudad milenaria con el de la capital de Michigan. Cuanto le sucedió a Detroit le está sucediendo a León, variando sólo la materia en el origen de su decadencia imparable.

En Detroit se fabricaban los millones de coches que rulaban por la inmensidad de los Estados Unidos, y en las cuencas leonesas se extraía y transformaba el carbón que alimentaba la máquina del país. A Detroit la derribó la crisis que desmanteló de golpe su industria automovilística, y a León la inepcia y la imprevisión de los sucesivos gobiernos nacionales que no alcanzaron a idear, desarrollar y promover planes de vida alternativos tras el derrumbe de la minería, pero el resultado va siendo el mismo, el dramático ocaso de dos mundos y, atrapados en ellos, el de cientos de miles de personas.

Nunca será León la ciudad más peligrosa de España como lo es Detroit de los Estados Unidos, que se dice pronto, porque ésto no es el Salvaje Este, pero la ruina es la misma. Proporcionalmente, la fuga de sus habitantes se parece, y los comercios que cierran, y los autobuses que ya no pasan, y las casas vacías que se van deteriorando, y el centro que agoniza, y los barrios cada vez más suburbiales. Fuera de Madrid y Barcelona, parece que no existe nada, pero existe Teruel, y Soria, y Jaén, y León, y todas esas ciudades espléndidas que no se resignan a ser Detroit.

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