Actualizado 04/12/2018 08:02

Rafael Torres.- Se reanuda, al parecer, la Reconquista

MADRID, 4 Dic. (OTR/PRESS) -

Quinientos veintiséis años después de concluida la Reconquista con la invasión del Reino Nazarí, resulta que todavía hay gente que supone que aquello no se remató como dios manda y que la morisma, bien que representada hoy por demócratas, homosexuales, inmigrantes, ecologistas, animalistas, mujeres maltratadas, izquierdosos, aconfesionales, republicanos, liberales y cooperantes de oenegés, entre otras criaturas de parecida ralea, necesita otro repaso, y en Andalucía le han dado doce diputados a VOX para que vaya engrasando la máquina de repasar.

Pero esa gente que, pese a caber como es natural en una democracia, practica un cuñadismo de taberna que pone los pelos de punta, no ha salido de la humedad ni como por ensalmo: estaban ahí. En el caso que nos ocupa y ceñidos a lo puramente electoral, estaban en el PP y en la abstención, y siendo ésta última la ganadora en casi todos los comicios andaluces, más de un 40% en el del domingo, no puede sorprender como ha sorprendido que, a poco que una parte de ella se sacudiera la galbana de ir a votar y que el quemado votante tradicional sucumbiera a ella, se liara la que se ha liado.

Hace unas pocas semanas, al hilo de la nutrida e inquietante cuchipanda de VOX en Vista Alegre, presentí en una columna, "El fascio que viene", lo que ha ocurrido éste domingo en Andalucía, pero cualquiera con un criterio independiente, esto es, no dependiente de las siglas y el argumentario de ningún partido, podía presentirlo. España es una península, no una isla, de modo que la epidemia neofacha que se venía extendiendo por nuestro mundo, Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania, Polonia, Austria, Hungría, tenía que recalar aquí tarde o temprano, y lo ha hecho a través de Vox y emergiendo del tarro de las más rancias y mefíticas esencias, Reconquista incluida.

Ahora bien; sin el concurso, la complicidad o la cooperación necesaria de los partidos de la derecha que se reputan de demócratas y constitucionales, PP y Ciudadanos, los doce reconquistadores del nuevo Parlamento de Andalucía pintarían poco o nada, en correspondencia cabal con su aritmética, menos del 10% de los sufragios. Será al ansia del Poder, la ambición personal de sus líderes, las ganas que tienen de enterrar al descompuesto Reino Susaní, lo que catapulte a esa grey marginal, todavía marginal, hacia la Alhambra.

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